Los recuerdos como las grandes superficies comerciales actuales, tienen tal pluralidad de productos a ofrecer, que en verdad un paseo por los mismos siempre nos hará ver que estábamos necesitados de bastantes elementos con los que no habíamos contado o teníamos olvidados.
Los de mayor edad de este lugar, nuestra “salada ínsula” no se les olvida aquellas hileras de eucaliptos, que desde la barriada de San Ignacio, abrían camino hasta Fadricas y cuyas copas y ramajes eran eran posada obligada de especies distintas de aves y zona de ocio de cazadores, más o menos precisados de la obtención de un buen numero de piezas. La deforestación se produjo y la urbanización emergió.
El milagro de la fotosíntesis es que plantas verdes expuestas a a luz solar absorben óxido de carbono y desprenden oxígeno.
La preocupación muy justificada en la actualidad, por la contaminación del medio ambiente y sus consecuencias, no podía quedar ajena en nuestra ciudad y días atrás salta la noticia que el ayuntamiento y la compañía naval (Navantia) crearán el Bosque Navantia con la intención de favorecer la absorción, es decir limpiar de óxido de carbono, el espacio de nuestra ciudad. Una inversión de unos treinta mil euros y una extensión del bosque de una hectárea y media, en los terrenos del Cerro de los Mártires. Con ello se reducirían las emisiones en un 20%, llegándose en el curso de unos treinta años a la total compensación de todo lo que emite nuestra isla.
Pero conviene saber que el árbol también respira, es decir consume oxígeno y libera óxido de carbono. En principio no hay empate. Es mayor la cifra de absorción del CO2, pero esto solo ocurre en las plantas jóvenes, en crecimiento, pero una vez maduros los árboles de los bosques inclinan la balanza hacia el consumo de oxígeno, de tal manera que los bosques centenarios no ayudan a la oxigenación de la atmosfera. La deforestación y reforestación de las zonas es totalmente precisa.
No tengamos miedo. La producción de oxígeno está garantizada. Los océanos son los responsables a través de las plantas fitoplancton, algas marinas, algas y plancton, sobre todo el prochlorococcus, el fitoplancton más abundante y que libera el oxígeno necesario para una de cada cinco respiraciones nuestras. Y el océano lo tenemos rozándonos la piel. Pero la ignorancia o necedad del ser humano han dado lugar a que sus niveles de producción, que llegan al 70% del total del oxígeno, se hayan reducido en un 40% debido al calentamiento oceánico, que anulan la circulación precisa de las aguas frías y profundas con sus nutrientes, a las más cálidas superficiales y el fitoplancton se debilita. La difusión y lejanía que nuestros vientos producen no debe olvidarse. Y también es preciso recordar que se requieren 22 árboles parea suplir la demanda de oxígeno de una persona y el 0,41 (casi media hectárea) solo produce al día, el suficiente para 18 personas
La iniciativa es muy loable, pero nuestra isla tiene la necesidad continua, y vital de renovar la vida económica, más urgente que el “pulmón forestal”, comenzando por la industria naval, cuya producción se ha trasladado a regiones emergentes, países en vías de desarrollo y más relajados fiscalmente y la actual Navantia, antes Sociedad Española de Construcción Naval, tras los primeros arsenales de 1710 y Empresa Nacional Bazán en 1947 cuando alcanzó su época de mayor apogeo, hasta pasar por un lustro en que se denominó Izar, tiene que competir con esta desigualdad comercial existente.
Nuestros recursos salineros, de 140 salinas que existían quedan solamente cuatro pero su esfuerzo artesanal y profesional, necesita de todo el apoyo para poder competir con las empresas industriales. Los esteros no pueden perderse como ha ocurrido, por falta de entusiasmo y capacidad en quienes debían haberlo defendido de la gran parte de la población militar. La industria conservera, que recuerda las Conservas del abuelo Paquiqui, y un largo etcétera imposible de agrupar en este limitado artículo, donde el turismo tiene que conseguir lo que poblaciones limítrofes han llevado cabo en sus playas con las infraestructuras precisas para ser atrayentes, sin oposiciones absurdas, que hagan de San Fernando una ciudad de amplia prosperidad y posibilidad de empleo, para que las nuevas generaciones no tengan que emigrar y dejen sus mejores cualidades en pro de esta salada ínsula
Los gastos ocasionados por un tren/tranvía que nadie había pedido con rigurosidad, podrían haber tenido mejor utilización en recomponer la industrialización de la ciudad. El Oxigeno no nos ahogara, la penuria económica, sí.