El sol debe haberse enterado de la tragedia sanitaria y económica que padecemos y para intentar en parte paliarla, nos ha dado en este mes de julio lo mejor que tenía, altas temperatura y una luminosidad de rostro de enamorada. El ser humano desagradable en ocasiones, no aprecia este gesto de empatía del "astro rey" y va siempre renegando y difamando, con la vehemencia de un político extremista, de la estación veraniega, porque curiosamente cumple con escrupulosidad su cometido. Ni fanfarronería, ni humildad; simplemente naturalidad.
No sé por qué el hombre y la mujer, cuando la han dejado, siempre quieren que los demás sean no solo semejantes, sino además idénticos. El sometimiento es el lienzo donde mejor pinta un tirano. Su estudio, la forma de conseguir subordinar las masas, es el ilusionado capítulo que los partidos radicales releen hasta grabárselo en sus conciencias.
Últimamente con los animales - los que interesan políticamente - nos une una relación propia del Despotismo Ilustrado y su virtuoso brazo paternalista. Todo para los animales o mascotas, pero sin ellos. No participarán nunca en las decisiones humanas y no lo harán por la misma razón que el brocal del pozo no participa en la distribución de sus aguas. Tienen desde su origen las mismas funciones, las mismas determinaciones, las mismas capacidades. Es decir, progenitores y crías son semejante e idénticos. Están empadronados en el rebaño.
Llegado a este punto habría que pensar que el mundo es necesariamente como es, porque hay seres que se preguntan por qué es así. En su libro "HIstória del tiempo" Stephen W. Hawking nos decía:- "vemos el universo en la forma que es, porque nosotros existimos".
El ser humano se encumbra. Es el Rey de la creación. El ser humano se equivoca. La obediencia le impone una limitación y al no cumplirla se le expulsa del Edén. Tras ello vendría una equivocación aún mayor. No saber transmitir a sus hijos con equidad las virtudes que toda convivencia humana necesita. Falla la educación y sobresale la distinta atracción y privilegios hacia las personas, en principio referido a los mismos hijos. Caín es destinado a labrar la tierra, luchar diariamente contra el endurecido terruño. Abel desde su cómodo sillar de piedra y sus padres inmersos en abstractos pensamientos, no supieron equilibrar estas formas de trabajo y desigual cariño y la reivindicación, petición de lo justo y necesidad de comprensión y ternura, que debió quedar para siempre como símbolo de justicia, al no razonarse, acabo en cobardía y muerte. La pusilanimidad ahoga al valor que sólo es lucha contra resistencias y dio lugar a la masacre. Es la causa por la que los crímenes de las victorias, más que en el campo de batalla tienen lugar en el ámbito del pueblo.
Vestir con el ropaje de las que consideran parcialmente virtudes a un núcleo de población que interesa políticamente, no sólo demuestra que la mayor parte de las veces se está exento de las mismas, sino que claramente representa un velo que cubre incapacidades. Educar según "principios de conveniencia" a una población infantil determinada, para evolucionarlos hacia seres prácticamente idénticos, aparte de ser conducta falsaria, es "espina irritativa" para quien no se adapta a ello y da lugar a comportamientos muy enfrentados, posteriormente.
El aplauso tiene su origen en la presencia de una cualidad superior y ejemplar. Nunca tiene forma de "carpa de circo". Pero el moldear, tanto a la niñez y juventud, como posteriormente a la masa o bloque que constituye un Estado, es tarea que a diario ejercen los que ostentan el poder y la pusilanimidad humana antes referida, siempre existente, se encarga de hacerle "ruido de palmas" en cualquier reunión o parlamento. Y luego presumimos ante los animales de estar empadronados en el Registro Civil.
Sobre el folio escrito ha paseado su espectro la luz solar y como no podía ser de otra forma me ha dejado este iluminado y luminoso consejo: Es inútil que te esfuerces; no te comprenderán.
