Cada año, nos estamos acostumbrando más a que agosto sea un cálido y plácido oasis, dentro de un ciclo anual, desierto de toda vegetación humana capaz de dar un aroma que recuerde valores y virtudes, porque los aerosoles actuales basan su fórmula química en el enfrentamiento, el insulto, la falta de preparación rayana en la ignorancia y el deseo íntimo de volver a los reinos de taifas. Hemos pasado de ser un "puzzle" - rompecabezas decíamos de niño - donde todas las piezas son absolutamente necesarias para obtener la figura completa, a diecisiete historias, más o menos falseadas, donde cada uno compra su tomo, sin importarle lo que puedan contener los demás.
Pero es mes de relajación, de ocio, de disfrute vacacional, de mayor contacto con la naturaleza y la crítica no tiene lugar, dejando el espacio libre para narración de hechos donde la creatividad y la historia verdadera, nos dan opción para leer algo diferente a la monótona algarabía, a la que estamos acostumbrados.
A una mujer Silvia Gil, como teniente coronel le ha correspondido el honor de ser la primera fémina al frente de una Comandancia de la Guardia Civil. Los más olvidadizos o desconocedores de la vida de “este Cuerpo" se dejan decir: "Ya era hora de que la mujer entrase a formar parte de la Benemérita. Es el progreso que ha llegado también a esta formación de las fuerzas del orden. Y tiene que ser cada vez más numerosa su representación ya que en la actualidad no son más de 6.300 mujeres, lo que representa solo un 8% del total.
Pero he querido traer hoy a este artículo semanal cuatro ejemplos narrativos que son clara demostración de lo que ha mujer ha sido a lo largo de los 177 años de vida de la Guardia civil.
1º.- Corría el mes de marzo de 1944. Día 28. Se escucha una voz. Hay que despertar a la reina. Hoy tiene que recibir al Presidente del Gobierno D. Luis Gónzalez Bravo y al subsecretario de Gobernación Patricio de la Escosura, que traen nada menos que un proyecto de fundación de un cuerpo policial a escala nacional. La reina Isabel II no pasaba los catorce años. Se trataba de devolver a los españoles la seguridad y tranquilidad que el bandolerismo y la delincuencia habían anulado. Se extrañó la jovencísima reina por el carácter mixto, mando militar y "números", de personas civiles. ¿Cómo debía de llamarse? Parece que tras un alargado silencio esta "niña regia" dijo: Podría ser GUARDIA CIVIL.
2º.- Levemente con sus nudillos, el cabo del puesto de la Guardia Civil, tocó en la puerta del despacho del teniente de Línea. Al par, escuchó ¿Da usted su permiso? Entre, le respondieron desde dentro. Tras cuadrarse ante el mando, la voz del cabo sonó en el silencio de la tarde-noche con profundidad sobrecogedora: Señor -dijo - la misión se ha cumplido. La partida del bandolero "el tuerto de Alájar" ha caído, ha sido reducida, pero en la refriega ha perdido la vida - la voz se le iba quebrando y sus ojos comenzaban a humedecerse - el cabo de caballería Alfonso Jiménez Serrano. Es el primer peaje, la primera entrega vital que este cuerpo hace por conseguir una patria, la de todos, donde la paz nos deje desarrollarnos. El teniente asintió con la cabeza. Tras una breve pausa preguntó: ¿Se ha informado a la familia? ¿Cómo se encuentra tras conocer el suceso? Señor, dijo el cabo, su mujer ha tenido una reacción ante nosotros que nos ha cortado el habla y la respiración, al par que nos ha dado con su comportamiento una ejemplaridad que ha actuado como fuente de energía para que cada día tengamos mayor tenacidad en el cumplimiento de nuestro deber. Entre los sentidos gemidos y las lágrimas iniciales, de pronto se irguió de su asiento y dirigiéndose a nosotros nos dijo: Desde que se alistó en la Guardia Civil él sabia los riesgos a los que se exponía, pero su amor hacia esta Institución y a España hacían que el entregar su vida, si era preciso, quedase en segundo término. Yo que le he visto formar todas las tardes en el patio de la Casa Cuartel y gritar emocionadamente "Viva la Guardia Civil" hoy lo mejor que puedo hacerle es sustituirle su voz por la mía y con todas mis fuerzas, ahora quebradas por el dolor, repetir hasta la extenuación estos vivas que él me enseñó.
3.º.- Hasta el Puesto de la Guardia Civil llegaron noticias de la tragedia. En medio de una terrible tormenta, lluvias torrenciales, desbordamiento y corrientes de enorme fuerza e intensidad, los viajeros de una diligencia arrastrada por las aguas, estaban a punto de perecer. La Guardia Civil que el Duque de Ahumada organizó y que también tenía entre sus finalidades la labor humanitaria - que hizo que se la conociera como Benemérita - y en este caso, esta entrega hacía los demás no falló. Pedro Ortega y Antonio Gimeno - pareja de Guardias Civiles - se adentraron en la corriente con el decidido ánimo de salvar aquellas vidas, pero los fenómenos climáticos, airados, embravecidos y desordenados, pudieron con su empuje y cuando la calma consiguió apaciguar aquella catástrofe, sus cuerpos, junto a los desdichados de aquellos viajeros, aparecieron sin vida flotando sobre las aguas.
En la Casa Cuartel, un guardia le comentaba a su sargento. La madre de unos de los Guardias hablaba en voz alta: Mi hijo del que decíamos era algo egoísta, fue entrar en la Guardia Civil y cambió por completo. Le veíamos siempre dispuesto a favorecer a todo el que se lo pedía y todo su entorno lo saturaba de bondad. Por eso es para mí un honor haber tenido un hijo que ha ofrecido su vida por salvar la de otros y por cumplir con esas enseñanzas y fines que la Guardia Civil lleva como lema esencial y aunque el dolor de su ausencia me ahoga y mi mayor deseo desde mi profunda tristeza, seria tenerle vivo y en mi presencia no por ello voy - y con esto creo que hago el mejor homenaje a mi hijo - a dejar de decir "Viva la Guardia Civil".
4º.- Desayunaron como lo hacían varias veces en el mes los dos amigos. Uno de ellos comentó. Estoy muy contento. A mi hija la han admitido en la Guardia Civil. Era hora de que el "cuerpo" se abriera en este sentido y es preciso llegar hasta la paridad. Pero el otro le contestó: Dile a tu hija que ella va a llevar el uniforme de la Benemérita y va a pertenecer oficialmente a la misma, pero que no olvide que de siempre ha habido mujeres que sin necesidad del hábito, han llevado a la Guardia Civil en lo más profundo y sublime de su alma y no esforzaros por la paridad, porque salís perdiendo, ya que en esta Institución, siempre ha habido por cada guardia, suboficial, oficial o jefe, al menos dos mujeres (madre y esposa) que han honrado ese uniforme con la misma fuerza del que ha dejado su sudor sobre el tejido.
Estos relatos que como he citado antes tienen historia verdadera y creatividad literaria, son de una realidad que nunca debe pasar desapercibida antes de hacer una crítica feminista tan falta de rigor en algunas ocasiones. Dos motivos tengo para escribir este artículo. Uno, mi mujer Maica Mohedas, educada en colegio de huérfanos de la Guardia Civil con padre y hermano con cargos de oficial y jefe en la misma y que un día, en un discurso emocionado que ella dio ante toda la Guardia Civil provincial, me hizo comprender que esta Institución es algo más que un simple cuerpo militar y civil y la importancia que en él siempre ha tenido la mujer. Otro. En ese mismo acto se me homenajeó y en una metopa manuscrita y dedicada, quedo inscrita la frase: “A Pepe Chamorro, un amigo de la Guardia Civil”. Mi pluma es modesta. Mi admiración hacia esa Institución, inconmensurable.