Que nadie se venga a engaños. Vivimos en una sociedad que no encuentra el camino para librarse de los múltiples procesos patológicos que la rodean y acechan. Nuestro sino es la cronicidad, nunca la recuperación y menos la innovación. Uno de los síndromes que más nos aquejan es el denominado "síndrome de Solomon" o miedo a destacar o disentir de las opiniones de la mayoría, evitando siempre el sobresalir, el tener éxito o el oponerse a la abrumadora mediocridad, al poder establecido o a los ideales de masas enfurecidas que ejercen la tiranía como regla. La opinión pública maquillada, es nuestra genética más influyente. Consecuencia de todo ello es que cada día hay mayor número de personas faltas de confianza y con baja estima, incapaces de expresar sus opiniones, a pesar de ir saturadas de verdad, al no encontrar una aprobación externa, continuada, en que apoyarse ante el flujo enorme de demagogia e ignorancia que le apisona. Un pueblo instruido a la ligera, se muestra anárquico ante las leyes y deshonra con facilidad su libertad, hecho que nunca cometen los tiranos que la oprimen, porque son conocedores de su valía.
No se merece parte de la ciudadanía española el trato vejatorio a que se está viendo sometida, solo por el mero hecho de defender unas ideas, una tradición, una forma de cultura, un tamiz educacional o unas creencias de fuerte arraigo familiar y nacional. Se está llegando a los niveles señalados al describir el síndrome que arriba cito, de tal manera que los que nacimos en los últimos sesenta años del pasado siglo, tenemos, si no miedo, sí un silencio intimidatorio a hablar de nuestra niñez, juventud y madurez inicial a no ser que la describamos como lo más tenebroso, triste y cruel que un ser humano sea capaz de resistir. Cualquier otro enfoque hará que te consideren dentro de la "chusma fascista".
El español es un ser esperanzador, siempre abierto a nuevas creencias y consignas prometedoras. La democracia ofrecida como "sueño diamantino" nos hizo creer que comenzaría una nueva y prodigiosa etapa en nuestro país, donde los resentimientos y odios previos, quedarían abandonados, como lo fueron las diligencias, cuando apareció el motor de explosión. ¡Qué inocentes¡. En esta nación la geometría es de línea quebrada y predomina el ser cuadrado sobre la línea cerrada y curva, que lleva al buen rodar. Si antes había dos Españas, ahora los grupos ultra la han multiplicado por dos. Y también sus consecuencias en la supervivencia diaria.
El "Corpus" en Toledo no es solo una fiesta de esta ciudad, es la representación de una España de tradición católica y fuerte creencia religiosa. Y también lo es el mes de agosto con las fiestas en honor de la Virgen de Nuestra Señora del Sagrario. Esta vez ha habido controversia. El ayuntamiento tuvo que retirar un cartel del Concierto de la cantante Zahara, dentro del ciclo Toledo Olive. La causa: porque se consideraba una clara ofensa a la Virgen del Sagrario, ya que en él, aparece la cantautora vestida como la Virgen, con un niño en los brazos y una banda azul en la se puede leer claramente la palabra "puta". El Municipio se ha defendido diciendo que él ni ha patrocinado, ni financiado dicho ciclo, pero le quita credibilidad el hecho de que el programa se presentó en sede municipal. Y sobre todo la defensa que desde su primera edil, hasta todo el equipo y grupo de Gobierno hizo de Zahara a la que siguió una larga lista de otros grupos de influencia e importancia y políticos de alto rango, hablándose de valentía, fuerza, sinceridad y también transgresión, pero eso sí, creativa y todo quedó en que se trataba de un ejercicio de libertad de expresión de la propia artista, que al verse tan arropada dice sentirse la persona más fuerte de la tierra. La mayoría católica que posiblemente tiene la ciudad, queda como un grupo que intenta imponer censura y politizar la música. Nadie ha defendido a la Virgen que aparte su carácter divino, es también mujer y ha sido vilipendiada. Pero la blasfemia y el insulto ya están fuera del Código Penal.
Otra cosa muy distinta es lo ocurrido esta pasada semana en la ciudad de Gijón. Es importante y famosa su feria taurina. Ocurrió que en la lidia ordinaria, los toros cuyo nombre es más válido como dato estadístico e histórico y posiblemente sea el mismo mayoral o ganadero el que los denomina por cualquier detalle en su nacimiento o vida, dos de ellos tenían los nombres de "feminista" y "nigeriano". Aquí no hay posibilidad de que se trate de un ejercicio de libertad de expresión. Enseguida sonaron las voces de asesinos, maltratadores, festejos de barbarie y aniquilación de la fiesta que la primera edil suspende de forma irrevocable. El término "feminista" dadp al toro levanta un oleaje de protesta entre estos grupos. Se desprecia el que la fiesta sea consideraba un bien de carácter cultural y se muestra un cierto desdén vejatorio hacia la parte de esa ciudad que está de acuerdo con el espectáculo.
Convendría hacer saber a los minúsculos lideres provinciales que solamente son libres los pueblos cultos, capaces de respetar los derechos de los demás. Que los pueblos salvajes siempre son esclavos y que los pueblos mal instruidos o instruidos a la ligera mediante maniobras demagógicas, finalmente son ingobernable y recuerdan al oeste americano, aunque aquí no son las pistolas sino el grito y la algarabía quienes imponen su ley.
Para los pueblos creyentes Dios está en el principio de todas las cosas. Los verdaderos científicos saben bien que al final de todo hecho reflexivo está Dios. La masa amorfa, creciente y mediocre se ha colocado el cartel de dios en su solapa.
