Hoy se cumplen dos meses de la declaración del Estado de Alarma que llegó tarde y mal y que ahora el Gobierno pretende ampliar hasta el 30 de junio, que es precisamente cuando termina el curso político, es decir, cuando se cierra el Congreso de los Diputados y prácticamente hasta octubre no volverá a tomar sus funciones.
Mientras tanto, Pedro Sánchez irá gobernando como el Todopoderoso conciliado con su guardián y compañero de cama Pablo Iglesias y lo que hasta ahora parecía una Democracia se convertirá en una autocracia en un ordeno y mando, decreto va y decreto viene, donde dije digo, digo Diego, y aquí paz y allí gloria y todos los demás a mamarla.
Mientras tanto, siguen aumentando el número de fallecidos y contagiados como una cifra catastrófica entre los sanitarios, que son los que deben cuidarnos ocupando el ranking en el número mundial superando los 50.000 debido a la falta de material de protección que el ministro de Sanidad tendría que haberles proporcionado y si como al parecer se han gastado más de 1.000 millones de euros en la compra, ¿dónde está ese material sanitario? ¿no ha llegado? ¿se ha quedado por el camino? ¿está almacenado o solo se han presentado las facturas? Son preguntas lógicas que obligatoriamente tenemos que hacernos y que algún día encontrará las respuestas.
Mientras tanto, el desorden reina en la población debido a los devaneos del Gobierno, hoy dice una cosa y mañana la contraria, amparado en un comité de expertos que nadie conoce y que pone en duda que exista, porque de ser así deberíamos conocer sus nombres y sus profesiones y eso al menos nos daría una mayor tranquilidad. Porque no es de recibo que estemos en manos de un ministro licenciado en Filosofía y de un científico que sin duda está preparado pero que es el subdirector General de Sanidad.
Es decir, por debajo de la directora General a la que Pedro Sánchez ha apartado por oponerse a que se celebrara la manifestación del 8 de marzo. Todo un despropósito que nos ha llevado a la situación donde nos encontramos y que posiblemente se pudiera haber atenuado si estos vanidosos hubieran advertido a estas advertencias de la Organización Mundial de la Salud y oído los consejos de los expertos del Ministerio de Sanidad. Decía Einstein: “Dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana y no estoy muy seguro sobre el universo”.
La egolatría impregna a este presidente cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder sin importarle un comino el Gobierno de la nación, haciendo caso omiso a las críticas enarbolando la bandera del dame pan y dime tonto. Termino recordándote que ahí afuera hay un francotirador esperando a que no lleves el chaleco antibalas, “ponte la mascarilla”.
