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El Puerto

Lo que yo te diga... de las investiduras

Luis Miguel Morales VS Quique Pedregal

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Luis Miguel Morales | Las cuentas no salen y dudo que salgan. El acuerdo entre PSOE y Ciudadanos refleja que las oportunidades, más allá de la razón o de la lógica, en política, hay que aprovecharlas. Unos por perros viejos (los socialistas) y otros por aspirantes.

Uno que se mueve como pez en el agua ante la incertidumbre y el hartazgo y otro que desea hacerse con un sillón cueste lo que cueste. Las políticas antinatura y los pactos dan el salto de los ayuntamientos al Gobierno central. Los políticos siguen en babia, en otra onda.

Una realidad que poco o nada tiene que ver con el día a día de cualquier mortal. Ya no importa nada o casi nada con tal de salir airoso e imponerse. Ya no importan ni los votos, ni las críticas, ni la vergüenza. Cosas del poder.
De entre las propuestas y las intenciones, habrá que ver luego en qué queda y cómo se maquilla luego en la realidad, la autentica. Para romper con el pasado no basta con cambiar de lenguaje ni de argumento ceremonial y conciliador, hay que ser serio y consecuente con las medidas necesarias para paliar las mil y unas miserias que nos agobian.

A los que no corrompemos, a los que no robamos para saciar nuestra codicia, los que no traficamos con votos ni usurpamos voluntades a base de ambiciones pedimos algo más que buenas palabras a los que deben velar por nuestro bienestar.

Por eso no debiera sorprender que de entre las medidas estrellas para salir del atolladero se pretenda bajar el IVA cultural. Toma ya. Esa es la gran decisión que se presenta. Como si ir al teatro o al cine sea hoy por hoy la máxima preocupación de los ciudadanos.

El modelo de la Junta se traslada de San Telmo a la Moncloa. El binomio PSOE-C’s tiene su nueva versión. Todo un ejemplo a seguir. Ver para creer. Se omite el gran pacto por el empleo. ¿De qué pacto van a hablar? ¿Qué regeneración política van a proponer? ¿De qué izquierda y de qué obreros? La credibilidad en política está bajo mínimos. Se vuelve a comprobar.
Querido Quique, ya lo decía El Libi. “Lo mismo, todos los años lo mismo”.

Quique Pedregal | Mira, Luismi, a veces los pactos acaban fatal. Ha pasado en alguna ocasión que los firmantes han terminado quitándose de en medio. Por ejemplo, la mismísima Cleopatra se metió en el cajón con su amadísimo marco Antonio. Grandes ideas y espectaculares proyectos, pero antes de que Roma les diera el zarpazo de su vida en la intención de convertir a Egipto en el nuevo imperio, decidieron irse haciendo mutis por el foro, entiéndase desaparecer de la faz de la tierra a lo Romeo y Julieta.

En el asunto de la investidura de un presidente de gobierno, la estrategia de Ciudadanos y PSOE parece consistir en ofrecer una serie de puntos en los que básicamente cualquier persona podría estar de acuerdo para forzar al resto de partidos a retratarse.

En primer lugar, casi todos pensamos que es interesante disminuir el enorme gasto de la Administración en Diputaciones y entes aledaños. Así en España, que la gran mayoría de ayuntamientos tienen escaso número de habitantes, parece plausible la disminución de entidades. En segundo lugar, a nadie parece dejar insatisfecho una bajada de impuestos o una reducción en ciertos tipos de IVA.

A esto súmale, Luismi, el acuerdo para reforzar la independencia del poder judicial que también parece interesante a ojos de cualquiera. En definidas cuentas, el hecho de que se vaya a la investidura con un acuerdo programático implica, como decía, obligar a los demás partidos a retratarse.

¿Cómo puede el PP o Podemos no asumir asuntos que, arriba o abajo, piden la mayoría de los ciudadanos, como la independencia judicial, la reducción de gasto público, la disminución de IVA…? Y si vamos a elecciones en junio, ¿cómo no sumarse a esas buenas intenciones de atacar, por ejemplo y de verdad, la corrupción?

Otros temas, como la relación Iglesia-Estado, tendrían que ser explicados mejor.
No sé, Luismi, mientras algunos van muy rápido diciendo, aportando o criticando, otros más a nivel local llevan la cosa política de una manera lenta, lentísima. Lo que yo te diga.

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