El problema de las construcciones de viviendas no legales, las que no se ajustan a lo marcado por la legislación existente, (ilegales y alegales) encuentra con el paso de los años un asunto de difícil solución y con unas consecuencias que es complejo hallar una respuesta que contente a todos.
Por un lado, el que lo padece, que normalmente son familias que ven cómo la situación se va complicando con un rosario de multas y apercibimientos judiciales que les va acompañando y que van padeciendo en cada notificación.
En cada construcción hay una realidad y una vida en torno a ella. De la misma manera, acomodar legalidad con necesidades no siempre es bien entendido por unos y otros.
La vivienda sigue siendo un tema tan actual y tan enrevesado socialmente.
Tal y como publicamos hoy, igualmente, los desahucios continúan produciéndose diariamente sin que parezcan que se pone freno a un drama que no se acaba.
Por un lado se ocupa una vivienda de manera ilegal y por otro se solicita la ayuda para amueblar el piso. Ironías reales que conviven crudamente con la necesidad.
Encontrar una salida a paliar su regularización como así satisfacer y hacer justicia con los que sí se adaptan a esa normalización en forma de alquiler o compra, sí es motivo de estudio y de posibilitar el entendimiento de todas las partes implicadas.