Zac Efron está empeñado en dar voz a toda esa generación actual de jóvenes (la próxima generación X de la que se hablará en los libros de texto) anclados en la apoteosis ininterrumpida de fiestas, sexo y estupefacientes que, aun sabiendo lo que les gustaría hacer con su vida, no se atreven a dar el paso —temible a veces— que les lleve hasta ello. Aquí, además, tiene a un pletórico y desfasado Adam DeVine para ayudarle a transmitir el mensaje a través de la risa, que llega desde inabarcables ángulos, como reclamo infalible para el público al que esto va dirigido.
Por si fuera poco, Anna Kendrick y Aubrey Plaza se alzan como verdaderas protagonistas de la fiesta, afianzando la idea neo-feminista por la que está apostando últimamente el género de la nueva comedia americana, en el que las chicas pueden robar cuando se les apetezca los mejores gags de la película y apuntalar con eficacia el calado de todos los subtextos.
Ojo al espectacular montaje de créditos inicial y a las hilarantes subidas de tono que, debo reconocer, echaba de menos en el género. PD: También funciona a la perfección como clásico de bodas para ver con tu pareja.
El Contable
Anna Kendrick, esa pelirroja de mirada inocente y cándida, me sirve para enlazar con la siguiente película, El Contable (2016), de Gavin O´Connor, en la que interpreta a la única persona capaz de entrar en el hermético mundo interior de Ben Affleck, que encarna a un autista, genio de las finanzas, cuyos peligrosos clientes lo mantienen al margen de la ley, lo que le convierte en un hombre solitario, misterioso y letal.
La película intenta profundizar en los terrenos de la enfermedad que padece su protagonista como hiciese Barry Levinson en Rain Man (1988), solo que esta vez el tono dramático diverge en un thriller lleno de sorpresas —algunas más previsibles que otras— con ciertos toques de acción dinámica e impasible por parte de un Affleck al que parecen habérsele grabado ciertos matices de caballero oscuro en su imponente y callada presencia.
El principal problema de la película reside en su pretenciosidad, en su ansia por querer abarcar demasiadas subtramas que no aportan consistencia ni complejidad al núcleo central de una obra que, de haber sido más autoconsciente de sus limitaciones y virtudes, podría haberse concebido como una excelente película de acción; un thriller inquietante; o incluso una genial comedia negra, pero tristemente se queda a medio camino de todas ellas.
Para leer más sobre cine puedes visitar mi blog www.elmurodedocsportello.wordpress.com