Los médicos psiquiatras Emilio Bravo y Juan José Carrasco han asegurado este miércoles que el presunto ciberacosador Jorge M.C., quien se enfrenta a 359 años de prisión, sufre un trastorno esquizoide de personalidad por su patrón de distanciamiento con la sociedad y han indicado que esta situación le lleva a trastornos de inclinación sexual como al voyeurismo y a practicar el 'sexting' en Internet.
La Sección Tercera de la Audiencia de Madrid ha iniciado en la octava sesión del juicio contra Jorge, de 26 años, la prueba pericial con la declaración de los médicos forenses que examinaron al procesado y a sus víctimas, así como los interrogatorios a los agentes de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT). Mañana, las partes expondrán sus acusaciones finales contra el procesado.
Los forenses que exploraron a Jorge han indicado que sufre una hipocondría por su preocupación excesiva por su salud, así como un trastorno esquizoide de personalidad por su distanciamiento con las relaciones sociales. "Es un solitario y carece de amigos, siendo frío con sus familiares", ha dicho uno de ellos y ha especificado que no tiene un trastorno social.
Otro de los expertos ha indicado que el trastorno de su personalidad se inició cuando Jorge tenía seis años. "Tenía una actitud extraña en clase porque no hablaba con sus compañeros. Se sentaba en la última fila. Y en su casa, igual. Su timidez era extrema en aquellos años y no quería recibir ayuda", ha apuntado.
Según su versión, este trastorno de personalidad y su fobia social le llevó desde la infancia al voyeurismo y a la escatología por las facilidades que ofrece la red al sucumbir "a unos medios que ofrecen posibilidades para el sexting". "Esto no quiere decir que no supiera lo que estaba haciendo", ha dicho en relación a sus víctimas.
MIEDO SOCIAL
Por otro lado, los expertos psicológicos que examinaron a las chicas han indicado que padecían características y sintomatología similar a la de las víctimas que sufren un abuso sexual infantil por el control que ejercía Jorge sobre las menores y el ataque a su dignidad sexual.
En concreto, la médico forense que examinó a una de las denunciantes ha expuesto que ésta sufre trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad, lo que le afecta en sus relaciones sociales del momento y autoestima. "En la época de los hechos, sufrían embotamiento por no saber salir de la situación y sentimiento de culpa. Tras la denuncian, sentían miedo hacia su acosador", ha precisado la experta.
Otro de los psicológos ha indicado que otra de las jóvenes sufría un miedo social por el acoso que estaba sufriendo. "Era un principio de cambio de carácter por retraimiento y cobardía de salir a la calle", ha apuntado.
SUS VÍCTIMAS, REGISTRADAS
Por su parte, los agentes de BIT que analizaron el ordenador del acusado han asegurado al tribunal que se hallaron al manos 95 vídeos de carácter erótico grabados a las víctimas, sin que ellas tuvieran constancia de ellos.
Los agentes han indicado que Jorge utilizaba dos programas informáticos para suplantar su identidad y engañar así a las chicas. "Uno de los programas es para simular que yo soy otra persona. Se trata de emitir en la webcam la imagen de otra persona. Es posible similar alguien que no soy", ha dicho uno de los peritos.
Además, los investigadores han informado de que el procesado tenía una carpeta para cada una de sus víctimas en las que registraba todo lo que les hacía. "Son muy crueles las charlas con las víctimas. A cualquier hora del día y de la noche. Aunque algunas eran menores, les pedía mandar fotos sobándose los pechos. Hay amenazas como que las iba a reventar. Hay muchos ejemplos de gente a la que ha tratado así", ha indicado.
Asimismo, han ratificado que Jorge colgaba vídeos porno de las chicas en redes sociales de intercambio de material, unas webs que eran utilizadas por pedófilos. Por ello, ha dicho que ello constituye distribución de pornografía infantil.
Los agentes han señalado que les llamó la atención la "ingente cantidad de información" de sus víctimas en el escritorio, en la carpeta de mis documentos y en archivos recibidos, lo que constituye la principal base probatoria del juicio.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA
Según el fiscal, el procesado durante la segunda mitad de 2007, 2008 y comienzos de 2009 ocultó en Internet su verdadera identidad y edad, utilizando fotografías de adolescentes o jóvenes. De este modo, contactó en distintos sitios web, con personas, muchas de ellas menores, con las que iniciaba conversaciones en el messenger. En éstas, el acusado charlaba sobre cosas diversas y también temas sexuales.
Al mismo tiempo, conseguía las contraseñas de Messenger utilizadas por esas personas. Una vez que tenía el dominio de las cuentas, les hacía ver a sus usuarias que disponía del contenido de los mensajes para chantajearlas.
"Ello producía una situación de angustia sobre las chicas, que comprobaban que nada servía si le borraban o readmitían porque se agregaba desde otra cuenta, llegando a utilizar varias cuentas para acosar a uno víctima", señala la Fiscalía.
Según el fiscal, en algunas ocasiones les dijo que conocía donde vivían y les decía que iría allí y les haría la vida imposible. Así, logró que varias de las víctimas accedieran a sus requerimientos de enviarle fotografías y vídeos o que se mostraran desnudas en la webcam.
A raíz de la denuncia de una de las chicas en Madrid, la Policía solicitó al juez que oficiara a Microsoft para que informara sobre todos los datos de tráfico de comunicaciones que dispusiera sobre sus cuentas.
El procesado fue detenido en Chipiona (Cádiz) después de que la Policía comprobara que desde su domicilio en la calle Estrella Polar se habían realizado las conexiones con las citadas cuentas.