Transcurrido menos de un año desde su constitución, el actual Gobierno da síntomas claros de estar agotado o, si se prefiere, exhausto. Sólo el fuerte liderazgo político, acompañado de una eficaz política informativa/propaganda, que ejerce Zapatero, le salva a este Ejecutivo de estar contra las cuerdas como consecuencia de los efectos devastadores de la crisis económica.
Zapatero debería de plantearse seriamente mover el banquillo cuanto antes, porque hay algunos ministros que están literalmente abrasados. Hay dos casos muy evidentes: Pedro Solbes, que tras reconocer hace muy pocos días en una entrevista periodística que al Gobierno se le ha agotado el margen de gasto público que tenía para tomar nuevas medidas contra la crisis. El segundo caso es el de Magdalena Álvarez, cuya ineptitud e ineficacia para ocupar un sillón en el Consejo de Ministros, ha quedado demostrada cada vez que nieva en este país.
Hay otros ministros-as que son unos perfectos desconocidos para la opinión pública, que no se sabe muy bien lo que hacen si es que hacen algo, o que es dudoso que sea necesaria la existencia del ministerio que dirigen. En este capítulo se podrían encuadrar a Bibiana Aído o Beatriz Corredor. Y luego, está el ministro bronca por excelencia, que no es otro que el inefable Mariano Fernández Bermejo, al que ahora lidia con el anuncio de huelga de los jueces.
Es verdad que Zapatero cuenta en su gabinete con algunos contrapesos a esta situación. Tiene a una eficaz y trabajadora María Teresa Fernández de la Vega que es de la que depende el día a día del Ejecutivo; tiene a un ministro veterano, hábil y curtido en mil batallas, como es Rubalcaba y tiene a dos ministras con muy buena imagen y gran proyección de futuro: Carme Chacón y Cristina Garmendia. Pero, dicho con todos los respetos para los afectados, esos son muy pocos bueyes para arar el terreno tan pedregoso que plantea la actual situación política y económica. Antes del verano hay tres citas con las urnas: vascas, gallegas y europeas. El primer semestre del año que viene, a España le corresponde la presidencia de la UE. Ya se sabe que ningún momento es bueno para hacer una crisis de Gobierno, pero, de verdad, señor presidente, no deje pasar mucho más tiempo sin proceder a la necesaria renovación de su equipo, aunque eso conlleve el que cree un Ministerio del Deporte o, algo peor, que Pepiño Blanco se siente en el Consejo de Ministros.