Vendarse los ojos para ver de otra forma el mundo ha sido el reto de tres veinteañeros que han documentado cómo es el día a día de un ciego durante cinco jornadas, un proyecto con actividades de nieve, playa y puestas de sol frente a la Alhambra que han compartido con invidentes para mirar sus realidades.
Pablo, Luis y Julio son tres jóvenes de Granada que han creado 'A modo nuestro', un proyecto que persigue romper límites y enfocar el mundo con nuevas perspectivas, un objetivo que acercan con retos que convierten en vídeos documentados que comparten en sus redes sociales.
Con antifaces y bastones, estos tres granadinos vinculados al deporte y las relaciones públicas han vivido durante 120 horas como ciegos para dar visibilidad a la realidad de los 36 millones de invidentes del mundo.
"Decidimos quedarnos en total oscuridad para empatizar con las personas ciegas, mandar un mensaje para que no olvidemos que pueden tener necesidades especiales y recordemos que es algo que nos puede pasar a todos", ha explicado a EFE Pablo Linares, protagonista de esta aventura a ciegas junto a Julio García y Luis Torralba.
El reto busca valorar todos los sentidos y los enfrenta a gestos habituales como beber agua, moverse por la ciudad o apagar el despertador del móvil que sin vista son casi una hazaña convertidos ahora en un documental.
'Dale limosna mujer que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada'. Como en el verso del mexicano Francisco De Icaza, estos tres jóvenes se enfrentaron a la oscuridad desde el emblemático Mirador de San Nicolás, ese con las supuestas mejores vistas a una Alhambra que ellos no pudieron ver.
La aventura, un trabajo audiovisual que muestran en su perfil de redes sociales -@amodonuestro- y en su canal de YouTube, también ha reflejado las complicaciones de un descenso por la nieve o la libertad de una playa en Torre del Mar (Málaga).
Estos tres jóvenes han estado acompañados de Francis, una joven que empezó a tener problemas de visión de adolescente y se quedó ciega con 26 años, y con Toni Romero, un músico también invidente desde los nueve años que dio con ellos el salto de hacer puenting "porque todo se puede".
"Una cosa muy importante de la no visión es que no juzgas a los demás por la estética, que es uno de los grandes problemas de la sociedad. La vida te quita un sentido y te desarrolla los demás", ha explicado Francis.
A la playa fueron con Gonzalo, un niño de diez años ciego de nacimiento que sueña con ser disyóquey porque la música vibra y que sabe que es un espacio es bonito aunque no pueda verlo.
"Tenéis la venda puesta y os la podéis quitar, pero yo no. Es una venda de por vida, que no se nota pero como que la llevas, porque no puedes ver nada", ha resumido el pequeño que imagina los colores que nunca ha visto.
Con su proyecto, que se suma a un ascenso sin ropa al Mulhacén que hicieron la pasada Nochevieja, este trío de andaluces busca despertar conciencias: "Hay gente que no tiene vista pero sí tiene visión".
Granada
Pasar 5 días como ciegos, un reto para ver de otra forma el mundo
Con antifaces y bastones, estos tres granadinos vinculados al deporte y las relaciones públicas han vivido durante 120 horas como ciegos
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