Muy llamativa, es frecuente verla en el exorno de los pasos de Semana Santa. Sin embargo la hablilla de hoy se refiere al programa musical que tras casi cuarenta años dijo adiós el mismo día en que se cumplían ocho decenios de la muerte de D. Antonio Machado. Radio Tres fue la emisora que lo rescató tras dos años largos de silencio. Fernando Argenta dio la batuta a su hacedor, Juan de Pablos, ya que no se habría entendido el programa sin él. Los sesenta minutos de duración recorrieron distintas franjas horarias, detalle que no interfería en el oyente, porque quien lo sintonizaba por primera vez, quedaba enganchado a las notas de
Attends ou va-t’en, versionada por Paul Mauriat, una pieza breve y pegadiza a la que seguía la voz peculiar de Juan de Pablos presentando, más bien musitando -whispering que diría un inglés- el primer título de la selección musical hecha por él mismo, donde la nostalgia no era triste sino apasionada.
Conocimos el nacimiento del rock progresivo, marcamos el compás bajo las sábanas con la voz de Rita Pavone pidiendo un “martello”, nos dejamos acariciar por la voz de Françoise Hardy, mientras nos preguntábamos por qué “flor de pasión” o cuál fue la primera canción que sonó.
Quienes conocieron a Juan de Pablos sostienen que su experiencia lo convirtió en transmisor de ilusión por su trabajo. Es por lo que se le considera y quiere como el maestro, porque de él han aprendido quienes tuvieron la suerte de conocerlo. Elegir un programa sería imposible, pero los dedicados a aquellos intérpretes que desaparecieron al llegarles el final fueron los más emocionantes, porque él no tosía para disimular el empañamiento de la voz, sino que transformaba el momento en silencio, haciendo suspirar al oyente.
Juan de Pablos ha decidido jubilarse y el comunicado continúa amontonando muestras de cariño. Los comentarios se leyeron en el espacio dedicado en la tarde del jueves y Carles Mesa lo invitó a ser parte de su Noche Despierta. Por la madrugada voló la confianza, la espontaneidad, la ternura, la sensibilidad, el reconocimiento, todo lo que hace inolvidable a un maestro. Se despidió con alegría, Azzurro y Celentano. La hablilla toma prestadas con cariño y respeto las palabras que abrían la marcha de este tren imaginario:
Forza, saluti a tutti, bacioni, auguri, in bocca al lupo, arrivederci e a presto pino.