El alcalde de Jaén ha venido sustentando su discurso de oposición a la puesta en marcha del tranvía en la imposibilidad municipal en atender los gastos de explotación, que él estima en unos 5 millones al año aunque otros informes técnicos rebajan esa cifra hasta los 3 millones.
Pues bien, ese discurso puede que se le haya venido abajo por el cambio de actitud de la Junta de Andalucía, que ahora sí está dispuesta a participar en la financiación de esos gastos de explotación.
La Consejería de Fomento no va a darle el carácter metropolitano al tranvía (lo que justificaría por sí sola su participación económica) pero al menos es de agradecer el giro dado en aras del entendimiento. Está claro que un conflicto de esta naturaleza no se puede desbloquear si al menos una de las partes no cede.
Y la Junta, sin ser competente, ha decidido dar el paso para acabar con la sonrojante estampa de tener cuatro vagones de tranvía encerrados en unas cocheras desde hace más de cuatro años y con un trazado convertido en un gran aparcamiento público en el centro de la ciudad. Ahora es el alcalde el que debe mover ficha. Ya no hay excusas.
Si su medida de fuerza buscaba la ayuda económica de la Junta ya lo ha logrado.Bien haría ahora en no enredar más la situación intentando atribuirse el mérito de un posible acuerdo con la Junta.