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“Mi reto constante como artista es seguir superándome”

Pintor autodidacta, José Domínguez ha hecho del impresionismo su técnica y ha presentado su obra al mundo con paisajes y naturaleza...

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  • José Domínguez. -

Su carrera como pintor ha sido de fondo, de constante lucha y esfuerzo, de saber a dónde quiere llegar y conseguirlo, de comenzar sin apoyo y ser hoy un artista reconocido a nivel internacional.

José Domínguez Hernández (Martos, 1962) reconoce que ya siendo un niño el dibujo era su mundo. “Me abstraía de tal manera, que hasta me llamaban la atención en clase. Tenía una facilidad tremenda”, recuerda.

Sin embargo, en casa no lo apoyaron y aunque cogía el pincel y practicaba, lo hacía después de duras jornadas laborales en el campo. “Me pusieron a trabajar con 16 años. Me marcó muchísimo. Mi evasión era llegar a casa, subir a mi habitación y pintar hasta que me cansara”, reconoce.


Autodidacta, no pisó la facultad de Bellas Artes y no la ha echado de menos. “Lo que soy me lo he ganado a pulso. Mi reto constante es seguir superándome”, valora.

Su meta era conseguir el dibujo, lo más difícil, para después romperlo. Es lo que hace este artista, con una valorada trayectoria pictórica internacional, un pintor que se enamoró del impresionismo y que se expresa con el paisaje y la naturaleza, con una obra llena de color y veloces impresiones que atraviesan los ánimos de quien observa su obra.

Su primera exposición fue en 1982, en la Casa de la Cultura de Martos, de donde nacieron los contactos para una carrera expositiva imparable, por salas nacionales e internacionales que lo han señalado como uno de los pintores más reconocidos fuera de España.  En su primera exposición fuera de Jaén, de la mano de Caja Sur en Córdoba, vendió toda su obra. “Fue un éxito. Me levantó mucho la moral y decidí seguir con la pintura. No puedo vivir sin pintar, es como una droga, y mi forma de expresión”, reconoce.

Del duro trabajo del campo pasó al dulce oficio de pintor; de pintar en una habitación a tener su estudio y sala de exposiciones; de ser autodidacta a dar clases y conferencias sobre pintura y arte; y de soñar con exponer en galerías internacionales a cumplir su sueño.

La primera fue en el Carrusel del Louvre. De un viaje a París, se trajo documentación sobre una exposición anual que se celebra en Navidades. Mandó cinco obras y lo seleccionaron. Fue a la inauguración y cuando descubrió su nombre en el catálogo y su obra expuesta, la emoción lo embriagó. Tras esa experiencia, las llamadas de galerías de París llegaron y las invitaciones para exponer se sucedieron en países como Italia. “Cuando miro atrás y pienso lo que me ha pasado, no me lo puedo creer”, dice un hombre que aparece en 35 diccionarios de Arte del mundo.

Lleva tres años esperando poder exponer en junio en Manhattan, Nueva York, y finalmente lo hará en 2019. “Es mi máxima aspiración en este momento. Ver mi exposición individual en una galería de Manhattan, a pie de calle. Cuando llegue ese momento, creo que no voy a poder dejar de llorar”, imagina.

Todo ha sido fruto de un “duro trabajo” y garantiza que “si trabajas mucho, los sueños se cumplen, siendo siempre muy constante”. Le han reconocido su trayectoria profesional en Italia, México y California; y con la Medalla de Oro de la Asociación Española de Profesionales de la Imagen de Madrid. Sin embargo, no se siente reconocido en Jaén. “Es importante sentirte reconocido en tu tierra”, dice, y espera que algún día llegue.

Hombre humilde y sencillo, ha llevado el nombre de Martos y Jaén con su obra. En estos años ha pintado miles de obras y no hay hogar de Martos que no tenga un José Domínguez. Quienes admiran su impresionismo, que hasta ahora no ha llegado a la abstracción, le reconocen que su obra transmite. “Cada vez que la miro, me gusta más”, le dicen. Y es que es de esos pintores que indagan para plasmar en su pintura emociones y recuerdos de quienes con sus encargos, apuestan por el arte.

Es un pintor que vive el arte con pasión y de los que se emociona al ver las exposiciones llenas, especialmente de los más menudos. “Los niños tienen muchas inquietudes, pero es una lástima que en los colegios no se imparta Arte”, lamenta.

En esta línea, reconoce que la “mayor recompensa de un artista es que vean tu exposición”.  Aprecia la decadencia de la inversión en arte y reconoce que el panorama es “preocupante”, como las cada vez menos salas para exponer en Jaén. Su intención es dejar un legado de su obra.

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