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La huella de un montañés, Amalio Sáiz de Bustamate, en la historia de Jerez

Paloma Sáiz de Bustamante ahonda en la trayectoria del impulsor del pantano de Guadalcacín y el ferrocarril de la sierra

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Paloma Sáiz de Bustamante publica ‘Un polifacético montañés en la historia de Jerez: Amalio Sáiz de Bustamante’.

Amalio Sáiz de Bustamante.

Amalio Sáiz de Bustamante, “Una vida ciudadana ejemplar ofrendada a Jerez y a su región. El ferrocarril de la Sierra, el pantano de Guadalcacín, que traerán a esta región los frutos del trabajo y de la paz, aumentando su riqueza y su bienestar, fueron sus obras”. Así reza el agradecimiento del pueblo de Jerez en 1932 en la placa ubicada en la estación  de tren de Jerez en honor a este montañés por todo lo realizado en esta ciudad a lo largo de su vida. Pero, ¿quién fue Amalio?, ¿qué hizo exactamente?, ¿por qué es tan importante su legado?  Todas estas cuestiones las analiza y cuenta Paloma Sáiz de Bustamante en su libro Un polifacético montañés en la historia de Jerez: Amalio Sáiz de Bustamante.

Paloma recuerda emocionada la primera vez que vio la placa dedicada a su bisabuelo Amalio, pero fue a raíz de una conferencia organizada en 2017 por el  Ateneo de Jerez, al que Amalio estuvo muy vinculado toda su vida, y el Archivo Municipal, cuando comenzó a conocer la importancia que tuvo las vivencias de Amalio en medio de una época sumamente convulsa,  y a investigar el porqué del agradecimiento del pueblo de Jerez. “Hambre y esclavitud era la labranza... jornal irrisorio de treinta cuartos... criadores pidiendo de misericordia la compra de sus caldos añejos. Arrasado el viñedo por la filoxera. Millares de obreros viticultores sin pan y sin esperanza (...) Eran propicios los tiempos para pensar en una revulsión salvadora:renovarse o morir”, así describía Amalio la situación de Jerez a finales del siglo XIX, un hombre que consiguió unir a todas las clases sociales del momento por un bien común, revitalizar la economía de la zona.

“Con toda la información que había recogido para la conferencia decidí que tenía que plasmarla en un libro. Sí es cierto que conocía historias familiares, y que había sido un hombre que había hecho mucho por Jerez, pero no el alcance que había tenido. Quería contar sus orígenes, la época en la que le tocó vivir, sus pensamientos y proyectos, vinculados al Jerez de entonces”, explica Paloma.

En 1868 los padres de Amalio se trasladaron definitivamente a Jerez. Juan José Sáiz de Bustamante, el padre de Amalio, perteneció al grupo de cántabros que cruzaron toda la península para llegar a Cádiz desde la mirada del siglo XVIII en busca de un futuro mejor. Amalio se educó en Jerez, en el colegio que hoy es el IES Padre Luis Coloma, allí coincidió con dos compañeros que luego serían decisivos en su vida, los ingenieros Antonio Gallegos y Pedro Miguel González Quijano. Tras regresar a Jerez después de estudiar Derecho en Madrid, Amalio es partícipe de la refundación de la Cámara de Comercio de Jerez y  la fundación del Ateneo. “La generación de Amalio toma consciencia de las circunstancias en las que se encontraba el pueblo y comienzan a trabajar por revitalizar la cultura jerezana y que esta llegase a todo el mundo, además empezaron a buscar proyectos que ayudasen a mejorar la economía de los ciudadanos”, subraya Paloma.

Es en esos momentos cuando surge la idea de un proyecto hidráulico que cambiaría la historia de Jerez, el pantano de Guadalcacín, “una obra que estuvo plagada de dificultades. Pero además, Amalio tuvo que organizar un mitin con el objetivo de conseguir el apoyo de las corporaciones oficiales en unión de todas las clases sociales en un acto público que tuvo muchísima repercusión. Tras ello, viajó a Madrid junto a otros miembros de la comisión para convencer al Gobierno de Sagasta y comenzar así con la ejecución del proyecto cuyo director sería el que fue su compañero de colegio, González Quijano”, además de aquellos primeros años, el equipo de Amalio no lo tuvo nada fácil, “tuvieron que negociar con los propietarios de los terrenos, era una obra de gran envergadura, pasar de tierras de secano a regadío”,  en 1910 vio terminada la presa, aunque las aguas no llegarían a Caulina hasta los años 40.

“(...) Es más difícil, más molesto, más costoso ir de Cádiz a Algodonales, a Zahara o Grazalema, que ir de Cádiz a la Corte”, así describía Amalio la carencia casi absoluta de comunicaciones entre la provincia a principios del siglo XX. Amalio apostó desde el primer momento por dinamizar la comarca de la Sierra a través del ferrocarril, fue la Cámara de Comercio la que se implicó creando la Sociedad de Estudios del Ferrocarril de Jerez a Villamartín y Setenil (JVS), con el fin de financiar el estudio del ferrocarril en 1901. “Amalio formó parte de la primera junta como secretario, este proyecto se divide en dos periodos, 10 años de fracaso que van desde 1902 hasta 1912, y el cuatrienio final hasta 1927, cuando fue aprobado el plan por el Gobierno de Primo de Rivera. La financiación se tornó un verdadero problema durante ese tiempo, sumado a la inestabilidad de los gobiernos centrales, la congelación del proyecto por parte del Estado, y una legislación cambiante, pero finalmente se acabaría aprobando el plan. Lucharon hasta que consiguieron que la estación de Arcos estuviera cerca del núcleo poblacional y que la línea llegase a Jerez. Lo que se consiguió, renovando así  la estación”, aunque las obras del ferrocarril de la Sierra nunca se llegaron a completar, quedó un trazado que se ha recuperado, más de 36 kilómetros, que unen Puerto Serrano y Olvera, en la Sierra gaditana,  y que forman lo que se conoce como la Vía Verde.  Hizo frente a numerosas dificultades, pero como destaca Paloma, “nunca perdió la esperanza, trabajó de forma transversal por el bien de la sociedad, colaborando con personas de diferentes ideologías”. Amalio Sáiz de Bustamante falleció el 8 de junio de 1936, “habiendo cumplido la mayor parte de sus sueños, y previamente nombrado hijo esclarecido y adoptivo de Jerez, dejando un legado incalculable para las generaciones futuras”.

 

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