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El temporal baja un 40% la actividad en el Mercado

La actividad comercial en el Mercado Ingeniero Torroja se ha visto enormemente mermada con las fuertes lluvias de los últimos meses. Los puestos exteriores son los más afectados, y 4 de cada 10 días no abrieron.

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Las fuertes lluvias caídas en el Campo de Gibraltar, y por extensión en la provincia, en los últimos tres meses han colmado la paciencia de muchos ciudadanos, pero también la de los comerciantes que se ganan la vida en los mercados tradicionales. Sirva de ejemplo que los vendedores de los puestos exteriores del Mercado Ingeniero Torroja, en la Plaza de Abastos, tuvieron que dejar de poner sus productos a la venta el 40 por ciento de las jornadas de trabajo durante el periodo de lluvias.

Ello supone unas pérdidas económicas aún no cuantificadas pero que, preguntando individualmente a cada uno de los comerciantes, suele oscilar entre el 30 y el 50 por ciento del volumen de venta, dado que, además, el mal tiempo ha desanimado a los clientes habituales, quienes han preferido comprar al cobijo de las grandes superficies comerciales.

Así lo expresó el presidente del colectivo de comerciantes del mercado, el carnicero Fernando García, quien culpa en buena medida a la paulatina reducción de plazas de aparcamiento en la zona baja, además de una planificación de los itinerarios de autobuses que, a su entender, tampoco favorece la actividad comercial del centro. “El autobús de La Granja, por ejemplo, deja en la estación de Renfe, obligando al cliente a caminar hasta la plaza bajo la lluvia y, cuando va cargado de bolsas, desanima bastante”, se lamentó.

Asimismo, mostró sus dudas acerca de que el proyecto del Río de la Miel beneficie a los comerciantes, ya que para él “no soluciona el tema de los aparcamientos” y se ha hecho “sin consultar con la asociación de comerciantes”.

Precios más altos

Los puestos de fruta del exterior del mercado han sido algunos de los más perjudicados. No sólo por la menor afluencia de clientes y el hecho de contar con productos más perecederos y menos tolerantes con la lluvia, sino también por el encarecimiento de algunos alimentos. Sin ir más lejos, Marta, comerciante de frutas y verduras, asegura que vende los pimientos a 2,80 euros el kilo, con un incremento del 280 por ciento con respecto al pasado mes de noviembre. En cuanto a los tomates, han experimentado un encarecimiento del 50 por ciento en el mismo tiempo.

Pepi, otra frutera de los puestos exteriores, vende ahora la mandarina a 1,60 euros el kilo, un 60 por ciento más que antes de las primeras lluvias de esta temporada.

“Las compensaciones siempre van para las grandes superficies”, se lamentaba García cuando se le preguntaba si espera algún tipo de ayudas para compensar las cuantiosas pérdidas. En cualquier caso, aseveró que “está garantizado el futuro del mercado” y recordó que pese a la crisis “aún no se ha despedido a nadie” en los puestos.

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