La entidad local de Guadalcacín fue una de las zonas más afectadas por las lluvias de este miércoles. La tromba de agua que inundó las calles Tomasa Pinilla y Pistacho procedía de la trasera de las viviendas, una zona agrícola en la que la potencia del agua terminó por derribar un muro y dar rienda suelta a una auténtica riada que en cuestión de minutos convirtió ambas calles en un río con un caudal de más de un metro de altura.
En la mañana de este jueves, un camión de Aquajerez seguía bombeando agua desde la zona agrícola para evitar que se reeditara la misma situación a causa de la continuidad de las lluvias. Pendientes de todo, los vecinos de la zona, en su mayoría afectados por la situación, o amigos y familiares que han acudido para echar una mano en las labores de limpieza.
Rafael Torrent, uno de los afectados, relata que "se anegó todo porque reventó una pared por la presión del agua y vino todo para aquí con más de un metro de altura e inundando muchas casas y el Bar Rabanito".
En su caso, vive en una primera planta y el agua no entró en la vivienda, pero sí en su almacén, donde ha pasado toda la noche achicando agua. Lo peor, asegura, fue la "incertidumbre de no saber si podían volver a las casas. Hoy seguimos en la misma situación, aunque no haya agua, porque no para de llover y están bombeando el agua acumulada en el campo de detrás para que no vuelva a suceder lo mismo".
Rafael sí aprovechó para que nos hiciéramos eco de su petición: "A quien competa, que le dé solución a todas estas familias porque esto pasa mucho por aquí. Hace diez o doce años pasó y nadie hace nada. El alcalde nos ayuda, pero si no le hacen caso los de arriba, poco puede hacer. Que nos escuchen y que esto no pase como una anécdota, porque ha sido una catástrofe, pero ha podido ser una catástrofe con víctimas".
Dentro de esa catástrofe, uno de los peores parados ha sido el Bar Rabanito, uno de los negocios con más trayectoria de Guadalcacín. Su propietaria relataba que pasaron "mucho miedo", ya que todo fue "muy rápido. Cerramos a las 14,30 por la alarma, pero a las tres menos cuarto ya teníamos el agua por la cintura. No nos dio tiempo de hacer nada ni de salvar nada".
Este mediodía seguían aguardando la llegada del perito para que valore los daños, ya que hasta entonces no pueden siquiera limpiar. "No ha habido daños personales que es lo más importante", se consolaba.Es la tercera vez que viven una situación así; la vez anterior fue en 2010. Pese al tiempo transcurrido y que pensaban que se había puesto remedio, "no ha sido la solución".
"Ha sido mucha agua en poco tiempo. Esta es una parte muy baja y todas las aguas vienen a parar aquí. El agua entró por todos lados, por la terraza, por la puerta, por la casa, porque esto es muy bajo. Esperemos que el seguro nos responda por las pérdidas y los días cerrados", apuntaba, al tiempo que insistía en que lo más importante es que "lo podemos contar y podemos dar gracias a dios de que no nos ha pasado nada".