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El economato Hermano Adrián multiplica por seis la demanda

El aumento de usuarios y la lista de espera de 350 familias les obliga a ampliar la instalación

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El economato social Hermano Adrián, en el Hospital San Juan Grande, empezó a funcionar hace dos años atendiendo entonces a 140 familias. Ahora la crisis ha elevado la demanda hasta las 800, sin contar con otras 350 que se encuentran en lista de espera. Preocupados de ofrecer desde esta obra social una atención que sea de la mayor calidad posible, el próximo mes de octubre iniciarán unas obras de ampliación para garantiza una mayor cobertura ante las necesidades que vienen detectando. “Queremos prestar este servicio con dignidad y con calidad”, señala el gerente de este centro hospitalario, Daniel Craven-Bartle, continuando así la labor del hermano Adrián del Cerro durante 60 años en Jerez y dedicado en exclusiva a los más necesitados. Nadie como él tendría que dar nombre a este recurso social.
Como explica, la dinámica por la que los usuarios empiezan a beneficiarse de este servicio  empieza desde el momento en el que las familias son derivadas de los servicios sociales del Ayuntamiento y Cáritas Diocesana. Una vez analizada la situación especial de cada una, reciben un carnet al que, según el número de miembros del que disponga, se le adjudicará un importe mensual a emplear en este “supermercado” tan solidario. 
El 75 por ciento  de esa cantidad corre a cargo de la Orden Hospitalaria de San Juan Grande,  mientras que el  usuario sólo abona el 25%. ¿Qué significa esto? Pues, como relata el gerente del centro hospitalario, en la práctica “un usuario que abone ocho euros puede llevarse un carro de la compra de 40 euros a precio de costo, que serían unos 60 a precio de supermercado normal”. A cada familia se le asignará un día al mes para que emplee este importe “en productos de primera necesidad” en una compra en la que sólo tendrán que deshacerse de ocho euros. ¿Qué evitan con esta propuesta?Que sus beneficiarios pasen el “mal trago” de pedir ayuda de forma tan explícita, una barrera que, por  vergüenza, muchos padres de familias siguen sin superar pese a que la situación económica les asfixie cada día  más.  La solución llegará con las próximas obras, para las que ya hay partida presupuestaria cerrada, de ahí que, para nada, la gala ecuestre que ayer acogió la Finca Los Alburejos tenga que ver con este fin, sino para poder “apadrinar” más familias para este economato, recalca Craven.

más de 30 voluntarios
Más de una treintena de voluntarios de todas las edades hacen posible que este recurso funcione a la perfección, de otro modo, como señala el gerente, contratar a gente para realizar esta labor haría imposible mantener el ritmo de familias que están asistiendo estos últimos dos años, una cifra que, desgraciadamente, no baja, sino todo lo contrario, va a más. ¿Qué perfil tienen los usuarios? Pues si algo nos está enseñando esta crisis es que, salvo para los que más tenían, igual o casi igual de vulnerable es una persona en riesgo de exclusión social para verse obligada a recurrir a la ayuda social, que una familia de clase media en la que los dos cónyuges se hayan quedado sin trabajo y sin ingresos para pagar su hipoteca y los gastos de mantenimiento de su casa, llegando incluso a perderla. Cualquiera de estos extremos cabe entre los demandantes de este servicio social.
Pero en este economato no sólo abastecen a las familias de aquellos productos de alimentación e higiene de primera necesidad que no pueden adquirir por la falta de medios, sino que también se han encargado de proveerlas de todo lo necesario para la vuelta al cole. Unas gestiones que han tramitado a través de la Oficina de Atención Urgente que tiene este centro. Este año, una partida específica se ha encargado de adquirir libros de textos, uniformes y material que decenas de familias no podían permitirse.

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