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Jerez

Tres años de estudios y trabajo en Alemania por 818 euros al mes

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En el otro lado de las ofertas para emigrar está el proyecto ‘The job of muy life’ (El trabajo de mi vida).   Más de 300 jóvenes de Jerez, una cifra considerablemente superior a las previsiones de Impulso Económico, colapsaron el pasado jueves  la Sala Paúl con motivo de su sesión informativa, en la que un representante de la Cámara de Comercio de la Selva Negra explicó los detalles de esta iniciativa. En líneas generales, se trata de un programa que garantiza formación y empleo en Alemania durante tres años previa selección y previos cursos intensivos tanto en el país germano como en Jerez.
En concreto, el proyecto consiste en la dotación de becas para la formación profesional en gastronomía y turismo y para profesionales destinada a jóvenes de entre 18 y 35 años de la Unión Europea que hayan aprobado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y sin diplomatura o licenciatura. Llegados a este punto, a más de un joven se le quedaba cierta cara de póquer con este requisito, puesto que entre los asistentes había muchos universitarios en paro. Y ahí estaba el truco. “No lo voy a investigar”, apuntaba el representante de la Cámara de Comercio. “Conozco la situación de España y el paro es terrible”. Acto seguido, entre las risas de más de uno, venía a decir que si esta información, es decir, ese título superior que en este caso hay que obviar no rezaba en el currículum, el Ministerio de Trabajo no iba a realizar ninguna averiguación extra. 

“¿Y qué dinero le mando a mi mujer?”
Otro requisito obligatorio era “no relajarse” y, por supuesto, estar dispuesto a adaptarse a la cultura germana. “Parece una tontería, pero a algunos les puede resultar ridículo cenar a las seis de la tarde, que es la hora de la siesta, o levantarse a las seis y media de la madrugada para ir a trabajar, puede resultar llamativo, y chocante”, señaló. Solo con estas advertencias, este intermediario dejaba muy claro la imagen que se proyecta en el extranjero de los españoles, como si aquí nadie madrugara para emprender la jornada laboral. Eso es lo que iba pensando más de uno entre el run run que se oía mientras seguían llegando nuevas instrucciones.
El programa daría comienzo en septiembre y se necesitan cubrir 40 plazas. La beca del Gobierno alemán cubre los gastos de formación y apoyo pedagógico, dos viajes a España al año, cursos intensivos de alemán, además de 818 euros netos mensuales para gastos de alojamientos y manutención. A Miguel Arana, un desempleado que se ha dedicado a la hostelería y a la construcción, de 34 años y con tres niños de 12, 8 y 16 años, la propuesta no le terminaba de convencer. Los poco más de 800 euros al mes para vivir en un piso, teniendo en cuenta que de los cinco días, tres y medio los pasarían en clase y el uno y medio restante trabajando, le resultaban bastante cortos para sobrevivir y ayudar a su familia.
“No voy a poder hacer otra cosa más porque allí me van a tener todos los días dedicado al curso y las prácticas, no sabemos cuánto cuesta allí alquilar un piso, ni a qué distancia va a estar el trabajo de nuestras casas y lo que tendremos que gastar en transporte; si vives en Alemania y te faltan 100 euros tu padre o alguien de tu familia te los va dejar si no llegasa final de mes, pero ¿y a nosotros? A este paso me veo que mi mujer (con un contrato de cuatro horas de trabajo) me tiene que mandar dinero a mí”, apuntaba.  Otras estudiantes que actualmente estudian Turismo tampoco terminaban de verlo claro. “Por el dinero no lo veo tan mal, porque he estado de Erasmus con menos fuera, pero si aquí vamos a tener que hacer un curso intensivo de cuatro meses de alemán, no sé cómo lo voy a compatibilizar con mi carrera”, explicaba Lorena Lechuga, de 23 años, a quien tampoco le hacía mucha gracia eso de tener que prescindir de su titulación académica para tener posibilidades de ser seleccionada, al igual que a su compañera.
Otro joven, de 33 y en paro desde hace años, lo consideraba una “oportunidad”, aunque siempre y cuando pueda vivir esta experiencia con su pareja, también desempleada, para poder compartir gastos y hacer menos dura la experiencia.

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