Los hechos se remontan al 8 de agosto de 2008. Aquella mañana, la Guardia Civil indicó a L.R. que permitiese el registro de su vehículo, una caravana con la que ocupaba la parcela número 162 del citado enclave. El agente al mando del operativo le indicó que en caso de que se negase solicitarían una orden judicial, por lo que el sospechoso colaboró inmediatamente.
Así, L.R. sacó sin necesidad de registro alguno la droga que llevaba en el interior del vehículo (237 gramos de hachís y unos 45 gramos de marihuana), así como 3,5 gramos de cocaína que guardaba en el bolsillo. Después, según el relato de los propios efectivos de la Benemérita, condujo él mismo el coche hasta el puesto de la Guardia Civil de Tarifa, y después fue puesto a disposición judicial.
El testimonio de los guardias civiles arrojó el dato de que durante los dos días anteriores se había montado un dispositivo de vigilancia tras recibir el chivatazo de una persona que se alojaba en la zona de acampada de que podía haberse establecido un punto de venta en el lugar. Tras observar los agentes la entrada y salida de entre 10 y 15 personas de la furgoneta durante la noche, a la mañana siguiente decidieron actuar.
Hay que apuntar que la Guardia Civil declaró que no se había realizado ninguna aprehensión aquella noche. La razón es que en el camping había mucha gente y se podía haber ocasionado un problema de orden público, en base a las declaraciones de estos efectivos.
Más barato
Por su parte, el acusado sostuvo la versión de que había acudido días atrás a Algeciras a comprar la droga con una aportación de 350 euros de cada uno de los cinco componentes de un grupo con el que pensaba consumirla en el camping.
Al parecer, le habían recomendado comprarla allí "porque era más barata". L.R. manifestó que era consumidor ocasional de derivados del cannabis y que todos sus amigos pensaban consumir aquella noche. Además, si bien al el principio había dicho que la droga era para consumo propio, después introdujo el elemento de que sus amigos también la compraron, al parecer por recomendaciones del abogado de oficio. Así al menos lo explicó a requerimiento del Ministerio Fiscal.
Junto a la caravana había una tienda de campaña ocupada por un hombre de color, de nacionalidad francesa, al que la Guardia Civil no acusó de ningún delito.