Precisamente en la primera edición de la Feria del Caballo, en el año 1967, concretamente en la fecha del 5 de mayo nació en Jerez, no podía ser en otro sitio, la corrida del Arte del Rejoneo, a veces con seis caballeros en plaza y otras con cuatro y dos toros que eran rejoneados en collera. La tradición, lógica por otra parte si hablamos de una feria dedicada al caballo, se ha mantenido hasta el año pasado. Cuando hoy arranquen los carteles taurinos de cada anualidad, la corrida del Arte del Rejoneo no estará presente.
Es cierto que, tras la retirada de Fermín Bohórquez Domecq y de Luis y Antonio Domecq, Jerez se ha quedado huérfano de toreros a caballos, pero eso no debe ser óbice para que las tradiciones que, al fin y a la postre, son las que marcan la vida de una población, se mantengan y, por ello, confío y espero que esa corrida tan especial vuelva a estar en el ciclo festivo taurino de cada mes de mayo. Y es que ya se perdió la corrida concurso de ganaderías, que comenzó a celebrarse en el coso de la calle Circo en el año 1955. Como se perdió la añeja corrida del arte de toreo que se celebraba cada mes de agosto o se perdió la corrida de la Asociación de la Prensa que murió al mismo tiempo que feneció la Feria y Fiestas de la Vendimia.
Esperemos que, al menos, la corrida del Arte del Rejoneo reaparezca como el flamenco sigue reapareciendo cada día en las casetas de las peñas, a las que algún día habrá que hacerles un homenaje. Y es que la Feria del Jerez se articula sobre el vino, el caballo y el flamenco. Sin esas tres constantes no se entendería ciertamente la Feria del Caballo tal y como la concebimos ahora. Y por ello en una feria como la nuestra el toreo a caballo debe tener su sitio, como a lo mejor algún día habrá que hacer una calle exclusivamente para las peñas flamencas para que sea en esa calle donde se pueda enarbolar la bandera de Jerez y de lo genuinamente jerezano.
Alguien lo propuso algún día pero nunca se ha llevado a cabo. Sería cuestión de que las peñas flamencas no estuviesen desperdigadas y hubiese una calle exclusivamente para ella. Son cosas que se pueden ir arreglando y que me llegan a vuela pluma en un miércoles de feria realmente espectacular. El escenario ideal, ese poquito de calor que hace falta para tomarse el rebujito bien fresquito y esas ganas de cante y de baile que nunca han de faltar. Y que no vuelva a faltar el arte del rejoneo. Por favor.