Se acabó la espera. Llega la hora de que las dos estrellas del firmamento Michelín salgan del confinamiento para alegrar los paladares de jerezanos y visitantes tras más de más tres meses dormidas y sin alumbrar la alta cocina jerezana, que no las cocinas de sus chefs. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de Israel Ramos, al frente de Mantúa, que afronta su primer verano con este galardón, y Juanlu Fernández, de Lú, Cocina y Alma, que la obtuvo justamente un año antes. Situados a una distancia escasa de apenas 50 metros, el restaurante de Ramos, en la Plaza Aladro, reabre este próximo miércoles 1 de julio, mientras que su ‘vecino’ de la esquina de calle Zaragoza con Aladro lo hará una semana después, el día 8.
Lejos de lo que podía pensarse inicialmente, la reapertura de Mantúa viene cargada de “buenas expectativas”, a juzgar por lo que está sonando el teléfono desde hace semanas para interesarse por la fecha de apertura. “Volvemos con mucha ilusión y muchas ganas. Creíamos que ante esta nueva situación el tema de las reservas iba a ser más complicado, pero suponemos que la acogida va a ser buena y que las reservas van a aumentar mucho más cuando abramos”, señala Ramos a Viva Jerez. De hecho, estas dos últimas semanas, tal y como explica, han llegado a recibir llamadas casi a diario para comer en el mismo día, y a las que emplazaban a venir a partir del próximo 1 de julio. Lógicamente, como reconoce, las reservas se han resentido desde que se declaró el estado de alarma, fecha en la que estaban completos hasta el mes de mayo. “Todo eso se vino abajo”, apunta, si bien, de cara a esta nueva etapa, confía en ir recuperando.
En este sentido, el ritmo de las consultas de estas semanas es el mejor indicador de que el regreso irá a buena velocidad. “Estamos recuperando y contamos con un buen número de reservas por parte de clientes que nos están llamando y que tienen muchas ganas de conocernos”, indica. De las que tenían cerradas hasta mayo, lamentablemente muchas han tenido que suspenderlas, dado que, como explica el chef jerezano, “un número bastante elevado” correspondían a turistas que aprovechaban su estancia en Jerez para acudir a este viaje gastronómico.
Una tendencia que se frenó en seco y que debería volver con la nueva normalidad una vez que desde la pasada semana finalizó la desescalada y se permite la libertad de movimientos por todo el país. Su vuelta estará sujeta a todos los protocolos frente al Covid, con todo el personal con mascarillas y el local desinfectado con una particularidad que sólo se da en este tipo de restaurantes: el hecho de que al no doblar mesa garantizan que en el mismo día esta sólo sea utilizada por los comensales de la jornada. También regresan con un 75% de ocupación, es decir, seis de las ocho mesas, y garantizando la distancia de seguridad. Salvando algún cambio de plato para adaptarse a la temporada estival con sopas más frías, mantienen la carta con la que cerraron en marzo, puesto que sólo hacía mes y medio que habían cambiado el 85% del menú.