El tiempo en: Málaga

Málaga

El mundo cripto: desmontando el “¿Quieres ser tu propio jefe?”

La inversión en criptomonedas sigue creciendo, pero aún genera desconfianza. Tres malagueños analizan lo positivo, aclaran dudas y opinan de las 'criptosectas'

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • El CEO de IM Mastery Academy, Chris Terry, el empresario que hay detrás de la ‘criptosecta’ más conocida. -
  • El auge del dinero virtual es una realidad asentada en España y también en Málaga, donde ya se puede pagar con bitcoins
  • "Las criptosectas no son algo propio del sector. Es algo que siempre ha acompañado a la economía. Muchos te venden milagros y no funciona así"

En un mundo cada vez más digitalizado, el dinero va camino de vivir un cambio similar al que tantos años llevan prediciendo los gurús del periodismo con la desaparición del periódico. Pasar a una vida tecnológica y dejar atrás lo físico. El auge de las criptomonedas, el dinero exclusivamente digital, anónimo y sin control gubernamental que puedes guardar en un móvil o un pen-drive, acabará “sustituyendo al metálico”.

Es presente y, sobre todo, es futuro, coinciden Carlos Ibánez, Alfonso Guerrero y Juan López Martín, tres malagueños que se prestan a acabar con los tabús de un sector cada vez más afianzado, con luces y también sombras. En el último lustro, las criptomonedas (Bitcoin, Ethereum o Binance Coin, entre otras) han acelerado su arraigo en la sociedad. En Málaga ya hay cajeros para hacer transacciones con ellas, como la Bitbase de Teatinos, la zona donde vive Alfonso Guerrero.

No se considera experto en el tema, pero sí con experiencia de varios años. Tiene varias criptomonedas y NFTs -obras digitales que pueden ser compradas y vendidas-. Se dedica a ‘holdear’: ve un proyecto, le gusta, lo compra. Cuando ve que tiene beneficios, se retira con la inversión inicial o lo retira todo y lo destina a un proyecto diferente. Entró porque un conocido suyo le hizo la famosa pregunta de ¿Quieres ser tu propio jefe? Un tópico contaminado que tanto él como las demás fuentes consultadas tratan de limpiar.

Juan López, de Torre del Mar, es jugador profesional de póker. En una partida en 2014 conoció a alguien que estaba entrando en el mundillo. “No me dio confianza, pero me pareció interesante como idea”, reconoce. La desconfianza inicial es común en el universo cripto. Más adelante ya le prestó más atención. “Me interesaba las tecnología y como estoy acostumbrado al riesgo en mi profesión, no fue un freno para mí”. Actualmente usa el pago en criptomonedas porque se relaciona con muchas personas a nivel internacional y son transacciones “más cómodas”, asegura.

Las criptomonedas son más seguras, más transparentes, no dependen de los bancos y evitan la inflación.

Era 2016 cuando estaba en primero de ADE y conoció el trading. Carlos Ibáñez pensó: “Si me formo, puedo conseguir dinero para crear mis empresas sin pedir préstamos al banco”. En 2018 le dio una importancia mayor a las criptomonedas y ahora, después de dejar dos carreras, se dedica profesionalmente a comprar y vender activos en el mercado financiero. Madruga, medita y a las 9:00 horas empieza con la apertura de la Bolsa de Londres. Revisadas las operaciones, dedica tiempo a leer libros inspiradores, va al gimnasio, almuerza y abre de nuevo el ordenador. Monitoriza cómo van las operaciones en horario del mercado de Nueva York. Después, por la tarde, tiempo libre. “Trabajo unas dos horas al día”. Por la noche vuelve a revisar si hay algún activo que ha cambiado. Hará algo parecido al día siguiente. Es la vida de un trader que también invierte en criptomonedas.

Para ninguno es un tema tabú. Sus familias lo saben aunque, como todo, generó dudas al principio. “No lo entendían muy bien y pensaron que estaba haciendo el tonto al dejar una carrera. Pero, cuando te ven feliz y consiguiendo ciertos logros, lo ven con otros ojos”.

La cara A

Las criptomonedas son más seguras, rastreables, descentralizadas de los gobiernos y la economía global y evita devaluaciones de moneda “como ocurrió en Venezuela o corralitos como el que hubo en Argentina”, explica López Martín. Guerrero defiende que gracias a esa descentralización “el dinero cripto siempre va a tener el mismo valor, ahora y dentro de 100 años. No hay inflación. También realza la transparencia. “Si los gobiernos operaran a través de una blockchain, habría menos corrupción”.

Esta fiebre del oro digital inició su auge en tiempos pandémicos: en octubre de 2020, cotizaba alrededor de los 13.600 dólares y un año después había superado los 60.000 dólares. Debido a la explosión de su valor, hubo ricos casi de la noche a la mañana. Sin embargo, en la fecha de la publicación de este reportaje, las criptomonedas no han escapado a un desplome del mercado mundial.

La cara B

El mayor problema de las criptos es el falso pensamiento de dinero fácil. Coinciden en que donde hay dinero, hay suspicacia. “Te pueden engañar en cualquier sitio si no sabes lo que haces”. Insisten en la importancia de la formación en cursos, mentores, libros. Siempre informarse, ante todo. Los que viven de esto tienen reglas básicas: “Nunca hay que arriesgar más de un uno por ciento de tu dinero y siempre se debe jugar con dinero que no te hace falta”.

Ibáñez también destaca la gestión emocional, la psicología. Conocer las limitaciones de uno mismo es clave, porque la frustración, una mala racha anímica o un impulso emocional puede llevarte a un riesgo innecesario. López añade que “muchas veces se ven por ahí robos y grandes pérdidas y no es porque sea un mundo inseguro, sino por el desconocimiento, que lleva a un exceso de confianza”. Aunque la verdadera oscuridad está en el fraude, que es inevitable cuando hay capital de por medio. Aunque la cuota de actividades ilícitas con criptomonedas representa tan solo un 0,15% del total. Aquí aparecen las criptosectas.

Las ‘criptosectas’ que se nutren de los jóvenes más vulnerables

En el documental ‘No puedes fiarte de nadie’ (Netflix), el fundador de Quadriga X es dado por muerto en circunstancias sospechosas. Era el único que tenía las claves de todas las personas que invirtieron en criptomonedas a través de su empresa. Tenía 250 millones de dólares de toda esa gente. 

En España, centenares de familias han denunciado a la entidad IM Mastery Academy, la mediática 'criptosecta’ cuyos líderes fueron arrestados por la policía por un delito de estafa, aunque luego fueron puestos en libertad y siguen operando. Se dedican a captar a jóvenes que pagan para que les enseñen a invertir en criptomonedas. Los cursos de la academia cuestan 200 euros de matrícula más 150 euros al mes, pero si el alumno capta a dos personas nuevas, automáticamente consigue la formación gratis y, con conseguir un afiliado más, ya tienen ganancias. Un funcionamiento piramidal.

“Es un sector fácil para enmascarar esos proyectos” como IM Mastery Academy, que captó a unas 2.500 personas en España.

Varios testimonios de exmiembros confirman que “les lavaron el cerebro”, prometiéndoles una vida de lujos: "Solo a través de mí y de la empresa serás rico" es uno de los sermones que se daban. “No creo que sea algo propio del sector. Es algo que siempre ha acompañado a la economía. Muchos te venden milagros y no funciona así. Nada es gratis”, argumenta Juan López. Por su parte, Carlos Ibáñez gira el foco de culpa al entorno de esos jóvenes que acaban cayendo en la trampa: “Como padres hay que empatizar con esos chavales, preguntarse qué se está haciendo mal y ayudarles a que identifiquen qué es una estafa. El que tenga un mínimo de inteligencia sabrá que cualquier cosa en la vida requiere formación y trabajo”, defiende.

El peligro de engaño es siempre una posibilidad para la gente joven, que suele ser más vulnerable e influenciable. “Es un sector fácil para enmascarar esos proyectos scam, donde te prometen mucho y acaban en nada”, finaliza López. Aunque insisten en el gran poder que tienen las criptomonedas,  el anonimato y la descentralización. Más allá del lado turbio, ninguno de los tres recomendaría a nadie invertir en este sector sin documentarse.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN