Nos deleitaba el gran Paco Correal en su discurso de entrega de medallas de la ciudad con su personalísimo estilo. Sevilla es una ciudad que conoce y que sabe leer de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Y es que Paco la veía como Roma, palindromo de Amor. Sevilla la nova Roma, de perdida heladería y de plaza del Salvador. Me he acordado de tus palabras Paco, en este extraño día de homenaje a Miguel Ángel que es también Ángel Miguel. Un joven que perdió su vida a mano de sus asesinos. Un joven de Ermua que lo cambió todo.
Bodas de plata para el día mas angustioso que ha vivido España. Un cuarto de siglo que no hace disminuir el dolor ante aquel injusto final. Cómo no recordar aquellas horas en las que nos llegaba la noticia del triste desenlace. Muchos habíamos comenzado nuestras vacaciones y nuestro primer empleo, otros seguían trabajando ansiando unos días de descanso. Nacieron niños, -como el que Maria traerá hoy al mundo y que nos tiene a todas las amigas de su madre en vilo. Hubo playa y piscina para los pequeños ajenos al sufrimiento. Ese día solo existió un tema de conversación y un deseo compartido: que Miguel Ángel apareciera vivo. Todos los españoles estábamos pendientes de la radio y la televisión en cada uno de aquellos lugares y circunstancias. Pero se cumplieron las amenazas, y una rabia incontrolada estalló en todas y cada una de las calles de nuestro país.
Ni quiero ni puedo olvidarte Miguel Ángel. Porque recordarte hoy en estas líneas significa recordar que no venció el terror, ni la extorsión, ni la violencia. No venció ETA. Recordarte es transmitir a los que aún no estaban la verdadera historia. Porque existieron víctimas y verdugos, a pesar del invento de nuevos relatos o de leyes confusas con las que intentan confundir nuestra memoria. A pesar de los intentos de callar voces, como la de tu hermana o la de tantos familiares que sufrieron la pérdida sin sentido.
Esta semana nos dejaba García Cortázar, una de las voces más valientes contra ETA, que nos regalaba un titular de despedida “El gobierno nos obliga a recordar a Franco, a olvidar a ETA y no en enseña el Siglo de Oro. ¡Pobres españoles!”
Por eso esta semana llegan a los ayuntamientos las solicitudes para que con tu nombre se llenen esas calles que lo hicieron de manos blancas. Que sea recuerdo y homenaje tuyo, que lo es también de las 853 víctimas de la banda terrorista. Mantener viva la memoria es la única forma de no desvirtuar nuestra historia. Sevilla, Alcala de Guadaíra, Espartinas, Bormujos o Castilleja ya te tienen en el recuerdo de sus calles y rotondas. Ojalá se sumen todas aquellas ciudades que aún te tienen en el olvido.
La banda terrorista ETA tuvo durante medio siglo una máxima que se resume en un terrorífico palíndromo “sometamos o matemos” , pero que España derrotó con uno aún más poderoso el espíritu de Ángel Miguel, Miguel Ángel, Blanco.