Zapatero fue el invitado de honor de un Congreso cuya ceremonia de inauguración tuvo lugar en la sala de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones, financiada por España, y decorada con la famosa cúpula de Miquel Barceló.
Precisamente, la cúpula y su fusión de colores y de materiales fue evocada varias veces como símil de la profusión de voces que luchan en el mundo contra la pena capital y que juntas lograrán el objetivo de “acabar con una práctica que es una vergüenza para toda la humanidad”, señaló Robert Badinter, ex ministro francés de Justicia.
Activista abolicionista y redactor de la ley que abolió la pena capital en Francia, Badinter también se mostró convenido de que “el combate común logrará acabar con una práctica desfasada, inhumana y cruel y que nos humilla a todos”.
El presidente español también se cuenta entre uno de los que creen que se debe luchar “con todos los medios a nuestro alcance” para erradicar la pena de muerte, por lo que se puso “a disposición” y se ofreció a acoger el quinto Congreso en España.
“Nadie tiene el derecho de arrebatar la vida a otro ser humano, trabajemos por esta causa (erradicar la pena capital). Me tienen a su entera disposición”, señaló al concluir su discurso.