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Cursillistas y aficionados dan el colorido al Festival de Jerez

El elemento más importante con el que cuenta el Festival es el humano. Comentado hasta la saciedad, mas nunca lo suficiente, los cursillistas, los medios acreditados y cuantos estos días están en Jerez al calor de este prestigioso certamen de baile flamenco y danza española, ofrecen a la ciudad...

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  • Imagen de los cursillistas recogiendo sus diplomas hace unos días en la sede del Consejo Regulador. -
El elemento más importante con el que cuenta el Festival es el humano. Comentado hasta la saciedad, mas nunca lo suficiente, los cursillistas, los medios acreditados y cuantos estos días están en Jerez al calor de este prestigioso certamen de baile flamenco y danza española, ofrecen a la ciudad un aire renovado, distinto al habitual.

El trasiego de una sala a otra por las noches... o incluso por las mañanas, en las visitas a los puntos neurálgicos del pueblo, delantan que estamos ante un acontecimiento muy relevante, un patrimonio cultural y turístico de primer orden que es preciso mantener.


En las Tertulias de la Bodega existe una inquietud palpable por parte de quienes no viven en Jerez durante el año por saber el más pequeño detalle.

Las preguntas con las que abordan a los lugareños evidencian las ganas de aprender y aprehender todo cuanto sus sentidos perciben. La ciudad se les queda materialmente minúscula, ya que los cursillistas, sobre todo, son empedernidos turistas pedestres a lo largo de estos dieciséis días.

El Festival pertenece a quienes lo ponen en funcionamiento y, en ese sentido, todas las personas provenientes de los países cuyos medios están acreditados o los alumnos de los cursos de baile y palmas son los máximos propagadores de esta pasión anual que tras catorce años está plenamente consolidada. La bienvenida más calurosa a los que acaban de incorporarse en los últimos días para vivir el tramo final del evento.


ACLARACIÓN SOBRE LA FARRUCA


En la jornada de anteayer martes se produjo un hecho poco habitual en el mundo de los espectáculos, como es el abandono de una artista tras sufrir un pequeño percance físico durante el desarrollo de su función.

El caso ya conocido a estas alturas es que La Farruca, que intervino en la Sala Paúl, tuvo que cerrar prematuramente el espectáculo a causa de una caída que se produjo en los camerinos mientras su cuadro de cante y guitarra acometía el número de transición para que la artista sevillana pudiera cambiarse de atuendo.

Aclaramos esto porque al cierre de la edición de ayer el autor de estas líneas, a la sazón también de la crónica de la función, desconocía exactamente los motivos seguros de la suspensión. Sí se sabía que una caída había motivado su conclusión antes de tiempo, pero se ignoraba en qué momento se produjo.

Fuentes oficiales explican que el incidente de su lesión se concretó en camerinos en plena actuación del cante de atrás y que mientras, la bailaora hizo lo posible por paliar el dolor agudo del golpe.

Salió a escena en segunda instancia para bailar por soleá, pero su cuerpo no estaba, en esos momentos, en condiciones de seguir aguantando la acometida de un repertorio que, en buena lógica, iba a ser mucho más prolongado.

Con las explicaciones oficiales pertinentes, tan sólo cabe agradecer a la protagonista del número de Sala Paúl su generoso esfuerzo.

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