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Publican un manual para tratar el Alzheimer

La mayoría de personas que pierden la memoria no tienen la enfermedad de Alzheimer, según ha dicho a Efe el neurólogo catalán Nolasc Acarín con motivo de la publicación de su nuevo libro, Alzheimer. Manual de Instrucciones.

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La mayoría de personas que pierden la memoria no tienen la enfermedad de Alzheimer, según ha dicho a Efe el neurólogo catalán Nolasc Acarín con motivo de la publicación de su nuevo libro, Alzheimer. Manual de Instrucciones.

Con ejemplos concisos y un estilo “al alcance de todas las personas sin formación médica”, Acarín disipa en poco más de 100 páginas el desconocimiento que envuelve a este mal y a otras dos demencias neurodegenerativas: la frontotemporal, y la demencia con cuerpos de Lewy, asociada al Parkinson.

Acarín quiere con esta obra (RBA, en castellano; Columna, en catalán) evitar la ansiedad de quienes “tiene miedo del Alzheimer y no tienen por qué desarrollar la enfermedad” y al mismo tiempo “ser instructiva para las personas afectadas por el Alzheimer y, especialmente, para sus familiares”, en quienes recae parcial o totalmente el cuidado del enfermo.

Nolasc Acarín, que dirigió entre 1972 y 2006 la sección de Neurología del Hospital de la Vall d'Hebron de Barcelona, subraya que el “diagnóstico precoz” es “uno de los problemas que tenemos en nuestro país” e impide a los incipientes enfermos recibir el tratamiento médico que ralentiza el avance de la enfermedad.

Depresiones

El diagnóstico del Alzheimer y las otras dos demencias “se basa fundamentalmente en los transtornos del comportamiento”, afirma el prestigioso neurólogo.

Acarín detalla que la depresión es una de las señales que alertan de una posible demencia cuando persiste durante largo tiempo y a pesar de tratamiento psiquátrico en personas mayores de 60 años que nunca han padecido depresiones.

Por último, se debe sospechar “cuando una persona pierde la memoria de los familiares más próximos, y cuando se desorienta primero en el espacio y luego en el tiempo”, es decir, “cuando se pierde por la calle”.

En ese instante, destaca Nolasc Acarín, es cuando unos vínculos sociales fuertes favorecen el diagnóstico precoz de la demencia, ya que son la familia o personas próximas al afectado los que, casi siempre, perciben los trastornos de conducta.

“El paciente no solamente no lo detecta sino que a menudo lo niega”, fenómeno que en medicina se conoce como “anosognosia”.

No diagnosticar a tiempo las demencias es una realidad que puede conducir a problemas personales, pero también sociales.

“Seguramente, la mitad de las personas sin techo son personas con demencia frontotemporal no diagnosticada, que han destrozado la familia, el empleo y las relaciones sociales”, explica el neurólogo.

Acarín concibe el Alzheimer y las demencias asociadas como “el peaje que pagamos en las sociedades occidentales por tener una esperanza de vida larga”.

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