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Asaja alerta de graves pérdidas económicas en las campañas del trigo y del girasol

La campaña del cereal, marcada por la sequía, los altos costes de producción y los bajos precios eleva a 42,7 millones las pérdidas en el campo de la provincia

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Pedro Gallardo, presidente de Asaja Cádiz, alertó ayer de las graves pérdidas económicas que se prevén en las campañas del cereal y del girasol a causa del incremento de los costes de producción, de los perjuicios de la sequía sobre los cultivos y del descenso del precio en los mercados. De hecho, elevó a 40,7 millones de euros las pérdidas en el trigo a nivel provincial, y a 22 millones las correspondientes al girasol.

En el caso del trigo duro, que es el que tiene mayor importancia en la provincia, con  42.000 hectáreas dedicadas a su siembra, “si el año pasado tuvo un rendimiento medio de 2.450 kilos por hectárea, este año se prevé un rendimiento medio de 1.200 kilos, y pagándose a 350 euros la tonelada, cuando en la pasada campaña el precio llegó a los 540 euros”, según enumeró Gallardo. “Con estos precios se entra en pérdidas y o se actúa o de cara al futuro va a haber menos producción y menos superficie dedicada al cereal, ya que solo las pérdidas en trigo duro se elevan a 18 millones de euros”, mientras que en el trigo blando suponen 7,5 millones de euros.

En el caso del girasol, con casi 58.000 hectáreas en toda la provincia, se va a pasar de unos rendimientos medios de 1.670 kilos a los 839 kilos de este año, “con lo que todo van a ser pérdidas para el agricultor”, relató el presidente de Asaja.


La solución, para los agricultores de la provincia, está ahora en manos del Gobierno central, al que desde la organización agraria reclaman “dinero fresco” en forma de ayudas, “pero no ayudas que vengan cofinanciadas entre administraciones, sino directas del gobierno, y a las que podamos sumar otro tipo de ayudas, como las de disponer de mayor flexibilidad en el pago de tributos, con ventajas fiscales”.

Son cuestiones “que nos afectan bastante”, relató Gallardo, quien reconoció que en este momento hay “mucha incertidumbre. Hemos tenido un año muy complicado y, sobre todo, muy caro, a causa de los costes de producción, porque los fertilizantes los compramos en agosto a unos precios que casi duplican a los de hoy, con el precio de la urea por encima de 900 euros tonelada. Ahora ha bajado, pero eso lo notaremos la próxima campaña”.

El presidente de Asaja recordó que el año agrícola empezó bien, “con precipitaciones buenas hasta mediados de diciembre, por lo que el cereal temprano se benefició, pero no así el tardío que se sembró en enero”. El problema ha venido de la mano de una primavera “extremadamente seca y con temperaturas insólitas en el mes de marzo y abril, lo que ha afectado a la planta, que no grana como tiene que granar”.

Según José Antonio Vega, presidente de Faeca, desde enero a mayo ha llovido un 40% menos de la media del registro histórico.

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