La Central Sindical Independiente y de Funcionarios, CSIF, ha alertado de la agresión sufrida por un trabajador del Centro de Salud Carlinda de Málaga capital, celador-conductor en función administrativa, a primera hora de este pasado miércoles 25 de octubre en su puesto de trabajo, por parte de un usuario del centro que reaccionó de forma violenta tras exigir que se le suministrara en el momento la medicación prescrita por su médico y que había agotado.
Criticamos la falta de avances por parte de la administración sanitaria para garantizar la protección de sus trabajadores ante las agresiones y reclamamos que se analicen los riesgos en cada puesto y se adopten medidas de seguridad específicasA través de un comunicado, CSIF señala que el agresor, que había acudido el día anterior por el mismo motivo, requirió al personal de admisión que le suministrara Diazepam (medicamento para tratar la ansiedad y como relajante muscular) tras agotarse el tratamiento prescrito por su médico. El celador-conductor de admisión le explicó que debía ser su médico quien renovase el tratamiento, para lo que debía reservar cita, presencial o telefónica, que él mismo le facilitaría.
Ante la imposibilidad de que la cita con su médico fuera en ese momento y de obtener la renovación inmediata del medicamento, el usuario reaccionó violentamente, propinando un puñetazo a la mampara separadora del mostrador de admisión, que salió despedida. El trabajador logró evitar que le alcanzase la pantalla de metacrilato, que cayó tras él sin llegar a romperse.
CSIF detalla que agentes de la Policía Local se personaron en el lugar tras el aviso del personal del centro, que activó el protocolo de actuación en caso de agresión en el SAS, facilitando la tramitación de la denuncia por parte del profesional afectado, que se sintió absolutamente indefenso ante el ataque.
Aunque el trabajador no requirió asistencia sanitaria tras el incidente, CSIF subraya que las consecuencias podrían haber resultado graves si no hubiera evitado el golpe y denuncia la desprotección que sufren estos profesionales ante eventuales episodios violentos.
La central sindical señala que no se trata de un hecho aislado, y recuerda que a principios del pasado mes de septiembre otra trabajadora de admisión de este centro de salud requirió asistencia sanitaria por las lesiones que le produjo la mampara del mismo mostrador al ser también golpeada por un usuario.
CSIF critica la falta de avances por parte de la administración sanitaria para garantizar la protección de sus trabajadores ante las agresiones, al tiempo que reclama que se analicen los riesgos en cada puesto y se adopten medidas de seguridad específicas.
RECLAMAN PERSONAL DE SEGURIDAD
En el caso del Centro de Salud Carlinda, el sindicato reclama la presencia de personal de seguridad en la zona de admisión tras los últimos episodios violentos, así como la colocación de una mampara protectora fija en el mostrador, que garantice la protección de los profesionales ante una agresión como la que se ha producido este miércoles.
Pese a que se trata de un centro pequeño sin punto de urgencias, CSIF defiende que las características del mismo, así como la incidencia de agresiones que registra, hacen necesaria la dotación de personal de seguridad.
Así, señalan que durante la pandemia, el SAS incorporó un vigilante para controlar los accesos, aunque tras el cese generalizado de estos trabajadores el año pasado no ha vuelto a contar con seguridad. Tampoco dispone de cámaras de videovigilancia que permitan detectar incidentes que pongan en riesgo la integridad de trabajadores y pacientes.
CSIF condena esta nueva agresión hacia un profesional de este centro sanitario, especialmente vulnerable tras los últimos casos, y denuncia que los episodios violentos forman parte del día a día de los profesionales.