Acostumbrado a
luchar contra los desahucios de otros, Francisco Álvarez, presidente del colectivo
Abanico Solidario, se ve ahora abocado al
lanzamiento de su casa familiar, donde viven su exmujer y sus hijos.
Álvarez, no ha podido contra
la maquinaria del Banco de Santander, con el que asegura que
ha intentado negociar para hacerse cargo de la
deuda pendiente y hacer no perder este hogar familiar de referencia.
Paga así, ahora, las consecuencias de la crisis financiera de 2008, cuando
problemas en sus negocios le impidieron hacer frente al pago de una vivienda, que ha intentado comprar, pero de la que se va a ver privado este mes de noviembre, a pesar de tener abonado gran parte de su precio.
Se han unido, asegura, una serie de circunstancias añadidas, como
problemas con la anterior representación legal o falta de recepción de los requerimientos anteriores.
A Álvarez además, se le une este asunto habitacional familiar con los
problemas graves de salud que le ha dado este verano el corazón y de los que se encuentra recuperándose en la actualidad.
Mientras, sigue
buceando en la jungla de los alquileres de Málaga para conseguir un espacio decente y a buen precio, pero se encuentra con las muchas dificultades que presenta el mercado con presos desorbitados, condiciones leoninas, inmobiliarias que cargan al arrendatario costes que no le corresponde, pese a la
prohibición de la ley.
Es, sin duda, una
cruel paradoja, porque alguien que ha luchado y por detener tantos lanzamientos y que ha conseguido ayudas o parar el desahucio de muchos malagueños, se encuentra ahora al otro lado, viendo con impotencia como es
expropiado de la que ha sido su vivienda familiar y chocando de frente con la cerrazón de la banca