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Las jóvenes víctimas de El Melillero relatan el acoso de 8 meses antes de ser atacadas

Continúa en la Audiencia de Málaga el juicio por el ataque con ácido que afectó gravemente a la expareja y a una amiga

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  • Sesión del juicio de este lunes. -
  • "Me llamaba puta, me insultaba, me agredía y decía que si rompía con él me iba a matar", afirma la ex novia
  • Dos testigos protegidos confirman que José Arcadio D. N. fue el que echó la sustancia en Cártama
  • Huyendo del acoso "porque él se lo tomó mal", dijo la joven, que cambió de residencia y de número de teléfono móvil para que no la controlara
Sandra G., la joven malagueña que junto con su amiga Cristina S., fueron víctimas del brutal ataque con ácido sulfúrico sobre sus cuerpos el 12 de enero de 2021 en la localidad de Cártama, dejó por temor a inicios de diciembre de 2020 su relación sentimental con José Arcadio D. G., 'El Melillero', el principal acusado de 28 años, a quien la Audiencia Provincial juzga por tratar de matarla, acosarla y maltratarla habitualmente. 
 
Pero los ocho meses anteriores que duró la misma no fueron para nada idílicos, según relató este lunes ante los tres magistrados de la Sección Octava, que enjuician este suceso de violencia de género, que fue instruido por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3.
   
"Me llamaba puta, que no valía nada". "Me insultaba y agredía habitualmente, me tiraba hasta del pelo, y me dijo que si rompía con él, me iba a matar". 
 
 Estas fueron algunas de las expresiones que la joven víctima relató, protegida tras un biombo, durante la segunda sesión de la vista oral que la Audiencia Provincial de Málaga reanudó este lunes, y en la que tanto 'El Melillero' como su acompañante aquel día, Juan José  G. R., alias 'Poti', acusado de participar también en los hechos, se enfrentan a penas de más de 20 años por delitos de asesinato en grado de tentativa, de amenazas, acoso, y pertenencia a organización criminal. Otros cuatro hombres más también están procesados, ya que la Guardia Civil les vincula de una u otra forma con los hechos.
 
Durante los 45 minutos que duró su declaración, Sandra G. explicó a la fiscal detalles de esta relación tóxica, "de facilidades de control y de celos", de quien fue su pareja y con la que llegó, incluso, a convivir en Málaga hasta que ya no pudo más, y le dejó para irse a vivir a Cártama.
 
Huyendo del acoso de 'El Melillero' "porque él se lo tomó mal", dijo, la joven cambió de residencia y de número de teléfono móvil para que no la controlara. "Pero no sé cómo lo hacía que se presentaba donde iba, y seguía recibiendo mensajes continuos en el móvil de amenazas". Y por ello decidió no salir sola a la calle, y pidió a su amiga, Cristina, que le acompañase a casi todos los sitios.
 
MIEDO Y "TE DEJARÁ EN PAZ"
 
Este "miedo" a lo que le pudiera hacer José Arcadio se lo comentó, incluso, a los amigos y allegados de éste, para que hablasen con él y le convencieran para que depusiera su actitud de acoso. "Habla con él", le pidió a Acharf, un amigo de El Melillero, que le respondió que "es que él no escucha Sandra". 
 
La joven recordó, además, que ante los "continuos menosprecios e insultos" llegó a conversar con la hermana de su ex pareja, para que también charlará con el acusado con el objetivo de que "me dejase en paz". 
 
La abogada defensora de Arcadio le preguntó entonces si la situación de acoso era tal, ¿por qué no acudió a la Policía para solicitar una orden de alejamiento? Pero Sandra oía a la vez a otras personas de su entorno, entre ellas su anterior pareja, Carlos, que no pensaban que 'El Melillero' fuera a hacer nada. 
 
"Se aburrirá y te dejará en paz. Casi todas ellas pensaban que no iba a pasar nada", señaló Sandra, quien durante su declaración rompió a sollozar en una sala contigua al tribunal.
 
José Arcadio reconoció, en su declaración del 13 de noviembre, que había rechazado la entrevista con una psicóloga penitenciaria (está en prisión provisional desde su detención a inicios de 2021) para tratar su conducta machista y de agresividad, alegando una desconfianza en la especialista de que le pudiera perjudicar con el informe que redactara, y se utilizase en su contra durante el juicio que se celebra estos días en la Ciudad de la Justicia de Teatinos.   
 
Por su parte Cristina S., la segunda víctima que tiene quemaduras en el 25% de su cuerpo por la sustancia corrosiva (las de Sandra alcanzan el 45% y está a la espera de más operaciones), relató que en los ocho meses, desde mayo de 2020 que comenzaron a salir, no fue testigo de ninguna agresión física. "En una ocasión sí que vi como él quería ver su teléfono", recordó, para añadir que era su amiga la que quería acabar con la relación. "Y a mi incluso me enviaba mensajes amenazándome que me iba a matar. Íbamos siempre juntas porque le teníamos miedo. Incluso he cambiado el teléfono después de lo sucedido", añadió.
 
Esta joven recordó que el día anterior a que les echase a ambas el líquido corrosivo, vió como 'El Melillero' y otro varón que no conocía se les acercaron en un coche negro, y oyó decir a José Arcadio a Sandra: "Éste es el que se va a encargar de ti", mientras le hacía un gesto llevándose un dedo al cuello como mensaje de una amenaza física, un hecho que al día siguiente se materializó. 
   
Tanto Cristina como Sandra se enteraron días antes del ataque que sus vehículos tenían instaladas balizas de geolocalización, que permitían saber dónde se encontraban, sin que ellas lo hubieran autorizado. Por esta circunstancia tanto la Fiscalía de Málaga como las acusaciones particular y popular, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, mantienen el delito de acoso por el que solicitan 24 meses de prisión para 'El Melillero'.
         
"SE DERRETÍA COMO SI FUERA PLÁSTICO"
 
Durante la segunda sesión de este lunes 20 declararon también dos testigos protegidos, que se encontraban en Cártama sobre las 14:10 horas, cuando sucedió el ataque con ácido sulfúrico. Ambos, con la voz distorsionada, no dudaron al señalar al 'Melillero' como la persona que tiró la botella sobre el coche en el que iban las dos jóvenes. 
 
Cristina, sin embargo, no pudo afirmar quién fue el lanzador de la botella, porque en ese momento miraba su teléfono móvil ya que esperaba la confirmación de una cita médica.
 
"El coche de las chicas tenía la ventanilla de la conductora bajada unos cuatro dedos, y lanzó la botella que estaba en una bolsa de plástico, de conductor a conductor. Y el líquido entró dentro del vehículo", dijo el testigo. La distancia entre ambos era de unos 50 centímetros. 
 
"Me quemo, me quemo. Decía una de ellas, y las dos niñas salieron chillando del coche inmediatamente", recordó el testigo, que pudo observar atónito "como su ropa se derretía como si fuera plástico", y avisó con celeridad a Emergencias del 112 para que auxiliaran. Ninguno de los dos procesados se bajaron del coche.
   
En la sesión declaró una vecina de Marbella sobre la compra por internet de la botella de ácido que 'El Melillero' encargó a un jóven que conocía, y que dio sus datos personales para la adquisición del producto. La compañera de piso indicó al tribunal que se limitó a recibir el paquete en su casa sin abrirlo ("me dijo luego que era como un pegamento"), y que iba a nombre de este tercer acusado, Víctor M., que reiteró rotundamente en su declaración del día 13 que desconocía para qué lo quería utilizar José Arcadio.
 
Por su parte, un anterior novio de Sandra aseguró que se ofreció a acompañar a la Policía y a un taller mecánico, después de descubrir que tenía un dispositivo electrónico colocado en el coche de la joven para conocer por donde se movía.
 
El juicio proseguirá en la Audiencia Provincial con más declaraciones de los agentes que participaron en la investigación y detención, y de las pruebas periciales por esta brutal

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