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Consecuencias malas y buenísimas tras las lluvias de Semana Santa

De las 45 procesiones, solo 22 salieron, aunque las precipitaciones han aliviado los embalses y Málaga no necesitará traer agua en barcos este verano.

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  • Los pantanos han ganado 32.83 hectómetros cúbicos en los últimos siete días y los embalses se encuentran a un 23.98 por ciento de su capacidad.
  • La capital y la Costa del Sol occidental mantendrán la reducción de la presión del agua.
  • Los efectos positivos de estas lluvias se reflejan en todos los cultivos de la provincia, pero el sector hotelero y hostelero ha perdido dinero.

Abril ha arrancado con el recuerdo de una Semana Santa “triste”, pero a la vez “feliz”. De las 45 procesiones previstas, 23 se quedaron en su casa hermandad. Solo 22 pudieron esquivar las gotas de agua congregando a miles de devotos que han fechado en el calendario esta Semana Grande como la peor de los últimos 80 años. “La esperanza no ha salido a las calles”, ha dicho Juanma Moreno el día posterior al Domingo de Resurrección, pero “sí al campo”. Los “miles” de andaluces que “miraban con desvelo al cielo” por fin han visto llover y los frutos de estas precipitaciones han sido maravillosos. Los pantanos han ganado 32.83 hectómetros cúbicos en los últimos siete días, según los datos recogidos por Hidrosur, pasando de 113.70 a 143.06 hectómetros cúbicos este lunes. El agua embalsada en la provincia ha aumentado un 26 por ciento y actualmente los embalses se encuentran a un 23.98 por ciento de su capacidad. Las lluvias han supuesto un “alivio”, que garantiza el suministro para todo el verano y “ya no va a ser necesario traer barcos con agua”. Sin embargado, ha añadido que se va a seguir trabajando en las instalaciones “para el futuro, vamos a prepararnos por si otros años vinieran mal”.

Desgraciadamente, en algunas zonas como la Cuenca Mediterránea, no está resuelto el problema.

Moreno ha pedido “responsabilidad” en el consumo, porque, ha puesto de ejemplo, en La Viñuela sus reservas han subido un 60 por ciento, pero “eso no significa que esté lleno”, aún se encuentra al 16.15 por ciento de su capacidad: “Por lo tanto, no podemos tirar las campanas al vuelo. Desgraciadamente, en algunas zonas como la Cuenca Mediterránea, no está resuelto el problema”. El embalse que goza de mejor salud es el de La Concepción a un 55.72 por ciento de capacidad. El de Casasola se encuentra al 29.14 por ciento, El Limonero al 20.64 por ciento, Guadalteba (22.52 por ciento), Guadalhorce (17.44 por ciento) y Conde de Guadalhorce (31.07 por ciento).

A pesar de esta gran noticia, la capital y la Costa del Sol occidental mantendrán la reducción de la presión del agua. La consejera delegada de Acosol, Matilde Mancha, ha insistido en que el agua acumulada “no es suficiente”, al seguir por debajo de la media de los últimos años. En la ciudad de Málaga, el alcalde, Francisco de la Torre, ha avisado de que la sequía “sigue existiendo”. “No estamos en condiciones de decir que estamos en normalidad todavía”, por lo que, de momento, no hay más cambios y se siguen con las medidas tomadas de ahorro.

Una decisión apoyada por la oposición. El portavoz municipal del PSOE, Daniel Pérez, ha coincidido en que “todavía seguimos en situación de sequía”. Las precipitaciones de Semana Santa “evitan que se den cortes en el suministro” y hay que “almacenar”. La portavoz de Con Málaga, Toni Morillas, ha recordado que “una cuestión es la sequía y otra cuestión es que estamos en una escasez estructural de recursos hídricos”: “Que haya llovido no puede suponer que se tiren las campanas al vuelo, sigue siendo fundamental, urgente y prioritario abordar cómo hacemos un cambio de modelo para un consumo menos intensivo del agua”. Por último, desde Vox, Yolanda Gómez ha manifestado que es una “buena noticia que se hayan aumentado las reservas de los pantanos”, pero las políticas a adoptar ahora “son las mismas, las políticas de prudencia”.

El campo ha sido el más beneficiado. ASAJA Málaga hace un balance positivo. Se estima que las lluvias han oscilado entre 70 y 100 litros por metro cuadrado según zonas, proporcionando un “alivio crucial” para la situación hídrica de la provincia. A través de un comunicado, ha destacado que las lluvias “han sido distribuidas de manera uniforme a lo largo de los cauces, lo que ha permitido una absorción efectiva en el suelo”. Además, la ausencia de sol durante este período ha evitado una rápida evaporación, maximizando así la utilidad de las precipitaciones para los cultivos. Asimismo, se espera que la caída de las escorrentías siga aumentando el caudal de los embalses durante los próximos días.

Los efectos positivos de estas lluvias se reflejan en todos los cultivos de la provincia. En particular, en el cereal, hortícolas y los cultivos leñosos, almendro, tropical y cítricos, que han recibido el agua de manera muy satisfactoria. En el caso del olivar ha sido “importante”, porque se encontraba en una situación preocupante en su inicio de la etapa de diferenciación de las yemas previa a la floración y estas lluvias han proporcionado un impulso para su desarrollo. No obstante, recuerdan a las administraciones la necesidad de seguir apostando por una red de infraestructuras hídricas que puedan garantizar la optimización de los recursos de la provincia, “regulando cauces aún sin regulación como Río Grande o Guadiaro y sin olvidar las que aprovechan las aguas regeneradas y las que desalan el agua incluida la del mar”.

Daño al sector hotelero y hostelero

Nunca llueve a gusto de todos y la Semana Santa sí ha sido agridulce para los cofrades y el sector hotelero y hostelero. Las precipitaciones han provocado un descenso en la actividad hotelera y en la facturación de alrededor de 15 puntos en relación al año anterior, según las zonas. El presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos, ha señalado que la tónica en la provincia ha sido “muy similar a la del resto de Andalucía: mucha inestabilidad e incertidumbre desde el Domingo de Ramos y un clima incluso más adverso sobre todo en los últimos días, especialmente durante el puente festivo”. Ello ha provocado la “desaparición” de las reservas de última hora e incluso cancelaciones. El descenso de actividad se ha debido principalmente a la “imposibilidad de usar las terrazas en muchos momentos” y la bajada de clientes por la inestabilidad climática. Este episodio representa “sólo un alto momentáneo en la buena marcha del sector” que encara una temporada alta de éxito y con más reversas hidráulicas.

Las cancelaciones y la bajada de las reservas de últimas hora también han sido la pesadilla del sector hotelero, que ha visto como la ocupación se ha quedada en un 76 por ciento bajando del 78 por ciento que había previsto. En 2023 la Semana Santa dejó una ocupación en la provincia del 85 por ciento.

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