Se producen cuando el sistema nervioso recibe una ‘ilusión táctil’ que no se corresponde con un estímulo físico real
Un equipo de científicos de la Universidad de Málaga ha modificado los parámetros de configuración de los 'movimientos fantasmas', que se producen cuando el sistema nervioso recibe una 'ilusión táctil' que no se corresponde con un estímulo físico real, para que sean percibidos por las personas.
El hallazgo, publicado en la revista 'Displays', establece por primera vez la distancia mínima que debe recorrer el punto vibratorio ilusorio para que este movimiento aparente sea percibido por una persona, ha informado este viernes la Universidad de Málaga en un comunicado.
Uno de los autores de esta investigación, el profesor del Departamento de Electrónica Andrés Trujillo, ha explicado que la ilusión de 'movimiento fantasma' se produce cuando se colocan dos dispositivos vibratorios -conocidos como actuadores vibrotáctiles- en dos puntos distintos de la piel.
“Con la activación adecuada se puede conseguir que, en lugar de percibir dos vibraciones aisladas, la persona experimente la sensación de que existe un punto vibratorio que se mueve en la línea que use estos dos dispositivos, aunque este punto realmente no existe, es ilusorio”, ha precisado.
Según este ingeniero, gracias a los experimentos realizados en la Universidad de Málaga se ha conseguido modificar los parámetros de configuración del 'movimiento fantasma' que se utilizaban hasta ahora.
“Hemos desarrollado un manual de instrucciones para saber cuáles son los límites de funcionamiento de esta ilusión táctil”, ha aclarado Trujillo.
Así, estos ingenieros han establecido que, en promedio, los individuos son capaces de percibir la ilusión de 'movimiento fantasma' de un punto vibratorio ilusorio cuando la distancia recorrida por este es como mínimo el 20 por ciento de la separación entre actuadores.
La implementación de ilusiones táctiles en realidad virtual o aumentada es una de sus posibles aplicaciones, con la ventaja principal de que su uso permitiría generar sensaciones de movimiento solamente con un par de actuadores.
“Lo convencional sería colocar una serie de actuadores, no solo dos, que se encienden y apagan sistemáticamente para crear la sensación de movimiento”, ha afirmado Trujillo, que ha añadido que este hallazgo se traduce, por tanto, en desarrollos de dispositivos de menor coste, más ligeros y con mayor resolución.
Su uso en chalecos vibratorios, videojuegos, en pantallas táctiles para personas ciegas o en conciertos, por ejemplo, son otras utilidades de estos movimientos fantasmas o aparentes, que suman realismo y nuevas sensaciones al usuario.