La próxima apertura de una nueva mina en Aznalcóllar (Sevilla), que encara su recta final tras conseguir el visto bueno ambiental de la Junta, profundiza en la controversia que supone un proyecto que hace "llorar de alegría" al pueblo pero genera el rechazo de los ecologistas por su posible impacto.
El proyecto, que afronta ahora los últimos trámites en la Consejería de Industria, Energía y Minas, con la previsión de estar autorizado a final de año, devuelve al primer plano de la actualidad este asunto, aún con el recuerdo del desastre ecológico de 1998. Sin embargo, la nueva mina no tendrá nada que ver con aquella.
El alcalde de Aznalcóllar, Juan José Fernández, de IU, ha asegurado que el pueblo "llora de alegría" con la autorización ambiental para la mina y ha recordado la larga lucha de "unos mineros abandonados" después del vertido tóxico de 1998, que llegó a Doñana.
Ha sido "la lucha de todo un pueblo" con manifestaciones, huelgas de hambre, encadenamientos, encierros y múltiples protestas. Ahora, "el corazón de Aznalcóllar empieza a latir".
"La entraña de la mina nos espera para abrazarnos. Pertenecemos a ella y ella a nosotros, aunque algunos dicen que no. ¡Yo digo que nos traerá futuro y prosperidad", ha publicado en sus redes sociales.
El sindicato CCOO también ha celebrado la medida y ha resaltado la importancia que tiene para el municipio y la comarca, en generación de empleo y riqueza en la zona como en capacidad de fijación de la población al territorio. Ha recordado la lucha histórica de Aznalcóllar y la comarca por la reapertura de la mina, que ellos han apoyado.
La Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (AMINER) ha mostrado su satisfacción por el permiso ambiental, que "demuestra" que el proyecto de Minera Los Frailes "cumple con todas las garantías de seguridad y respeto al medio ambiente que son seña de identidad de la minería moderna”.
Los ecologistas rechazan los vertidos
La posición dista mucho de la que mantienen las organizaciones ecologistas, que muestran un rechazo frontal al proyecto y alertan del peligro ambiental de los vertidos en el río Guadalquivir, un riesgo que desde la Junta niegan con rotundidad, ya que se pararán automáticamente en cuanto lleguen al 75 % de lo permitido.
Ecologistas en Acción reclama repetir los análisis de los vertidos de la mina al Guadalquivir y advierten de que implica verter más de 85.500 millones de litros de agua contaminados con metales pesados.
SEO/Birdlife ha lamentado que cada vez se acerca más la "reapertura" de la mina de Aznalcóllar porque la Junta "desoye las voces de la ciencia" y de los ecologistas "permitiendo el vertido de metales pesados al Guadalquivir".
Podemos ha denunciado que la nueva mina estará asociada a vertidos tóxicos que van a contaminar el Guadalquivir y ha advertido de que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, cometerá "una agresión" al medio ambiente y si no da marcha atrás será "cómplice".
Alianza Verde ha considerado "una pésima noticia" la concesión de la Autorización Ambiental Unificada y ha recordado que este proyecto "dejó tanto dolor en una zona que lo que necesita es protección".
Verter agua en 2026 y extraer mineral en 2027
La nueva mina, que será subterránea (la anterior fue a cielo abierto), tendrá todas las autorizaciones a final de año, previsiblemente. A partir de ahí, comenzarán tres años de construcción completa y 18 meses para que esté lista la depuradora, por lo que empezaría a verter agua a mediados de 2026 y la extracción minera podría empezar a finales de 2027.
El proyecto incluye un "exhaustivo" plan de control de agua, en el que la empresa está obligada a ejecutar tres programas diferentes, y se le obliga a contar con una garantía financiera de 60 millones a lo largo de toda la vida del proyecto, para salvaguardar posibles daños.
La inversión privada es de 450 millones, de los cuales 100 millones son para actuaciones ambientales, entre ellos una depuradora de última generación.
Se estima la creación de 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos, de los que la mitad será en los tres años de construcción de la mina y todo el equipamiento.
La vida del proyecto son 20 años, los tres primeros para su puesta en marcha cuando ya cuente con todas las autorizaciones pertinentes, y otros 17 años de explotación de los sulfuros polimetálicos.
La mina cuenta con reservas e 45 millones de toneladas de cobre, cinc y plomo. La producción anual estimada es de 2,7 millones de toneladas.