Greenpeace ha elegido la celebración estos días en la capital malagueña de la Seatrade Cruise Days para denunciar públicamente que los cruceros “son uno de los tipos de turismo menos sostenibles y más contaminantes”, que además cuenta “con un impacto económico bajo” y que, a su juicio, juega “un papel clave en el proceso de gentrificación y turistificación que afecta a la población malagueña”.
En lugar de comprometerse con la sostenibilidad, los Málaga Cruise Days promueven un blanqueo ecológico de una de las industrias más contaminantes del turismoDesde la asociación ecologista sostienen que en un solo día, “los megacruceros que atracan en el puerto de Málaga pueden desembarcar entre 12.000 y 15.000 pasajeros repartidos en cuatro naves”, un flujo masivo que “satura las inmediaciones del puerto y las calles del centro histórico, convirtiéndolas en intransitables”.
Sin embargo, consideran que, pese a esta afluencia, “el impacto económico que deja cada visitante es mínimo en comparación con otros tipos de turismo, ya que suele tener el ‘todo incluido’ a bordo”.
Por ello, aseguraron desde Greenpeace en un comunicado, “esto contradice el discurso del Área de Turismo del Ayuntamiento de Málaga, que defiende los beneficios de los cruceros bajo el lema ‘calidad antes que cantidad’”.
Grenpeeace señala que aunque, la Autoridad Portuaria ha anunciado que el evento será de "carbono neutro, dentro de un supuesto compromiso con el medioambiente”, la realidad es distinta: “La industria de los cruceros, a pesar de suponer sólo entre el 1% y el 2% del tráfico marítimo internacional, es responsable de grandes cantidades de emisiones de gases contaminantes, especialmente en los puertos”.
Así, han puesto como ejemplo que, el año pasado, en Barcelona, los cruceros “emitieron casi tres veces más SOx (óxido de azufre) que todos los automóviles de la ciudad”. En comparación, dicen, “un turista que viaje en tren con estancia en hotel genera hasta cinco veces menos emisiones de CO2 que uno que viaje en crucero”.
Pero hay más, porque desde el colectivo conservacionista aseguran que “los cruceros también generan otros contaminantes, como el dióxido de azufre y los vertidos de desechos tóxicos al mar, que agravan su impacto ambiental”. Como dato, que un viaje promedio de estas naves “consume tanto gasoil como 12.000 coches, con emisiones que son 100 veces más tóxicas debido al alto contenido de azufre del combustible utilizado”.
Por ello concluyen, “en lugar de comprometerse con la sostenibilidad, los Málaga Cruise Days promueven un blanqueo ecológico de una de las industrias más contaminantes del turismo”.
Repensar el modelo de turismo en Málaga
Greenpeace exige a las autoridades locales y a los diferentes grupos políticos que asuman “un compromiso firme y real para limitar el impacto del turismo de cruceros, que incluya las siguientes medidas: el “rechazo a cualquier plan de ampliación del puerto; la “limitación en el número y tamaño de los cruceros, para minimizar el impacto de los mismos en la ciudad y el entorno del puerto”, la imposición de una tasa turística específica para cruceros”, y la “aceleración de los planes de electrificación del puerto para reducir las emisiones”.
Por último, la organización ecologista llama a “repensar” el modelo de turismo en Málaga y “priorizar el bienestar de sus habitantes y la protección del medioambiente” sobre los intereses económicos de una industria que “contribuye significativamente a la crisis climática”.