Málaga es una provincia rica en tradiciones culinarias, con platos que han pasado de generación en generación y que aún se disfrutan en sus pueblos. Más allá de las recetas más conocidas, existen auténticas joyas gastronómicas que merecen un lugar en nuestra mesa. En el siguiente artículo te presentamos cinco platos malagueños que quizás no conocías, pero que están llenos de historia y sabor.
1. Sopa perota (Álora)
Originaria de Álora, la sopa perota es un plato humilde, pero lleno de sabor. Elaborada con pan cateto, tomate, pimiento, cebolla, ajo, patata y hierbabuena, esta receta era la comida de los jornaleros del campo. Se sirve con trozos de pan que absorben el caldo y se acompaña con aceitunas y naranjas.
2. Tagarninas esparragás (Sierra de las Nieves y Valle del Guadalhorce)
Las tagarninas esparragás son una receta típica de la cocina rural malagueña. Esta planta silvestre, parecida a los espárragos, se cocina con ajo, pimentón, pan frito y comino, formando un majado que le da un sabor intenso y delicioso. Se suelen acompañar con huevo escalfado y, en algunos casos, con un toque de vinagre. Un plato sencillo y lleno de tradición.
3. Olla de castañas o guiso de castañas (Serranía de Ronda)
Este guiso de origen serrano es un plato de invierno que combina lo mejor de la tradición rural malagueña. Se elabora con castañas secas, garbanzos, panceta, chorizo y especias, creando un caldo espeso y reconfortante. Se solía preparar en los días más fríos como plato único, aportando energía y aprovechando la cosecha de castañas de la zona.
4. Sopa cachorreña (Villanueva del Trabuco y la comarca de Antequera)
Las cachorreñas son una sopa caliente típica de la comarca de Antequera y Villanueva del Trabuco. Se elaboran con pan, ajo, aceite de oliva y pimentón, y su toque especial es la naranja agria, que le da un punto cítrico único. Es un plato sencillo pero reconfortante, ideal para los días fríos.
5. Morretes de setas (Serranía de Ronda)
Este guiso serrano es típico de la zona de Ronda y se elabora con setas de temporada, ajo, pan frito, almendras y especias. Su textura espesa y su sabor intenso lo convierten en un plato perfecto para acompañar carnes o simplemente disfrutar con pan. Es una muestra de la riqueza micológica de la Serranía y de la tradición de aprovechar los productos de la tierra.
