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Un jerezano en Nueva York bajo el ojo del huracán ?Irene?

Daniel Aguilar ha estado dos días incomunicado en su domicilio a causa de los efectos del huracán

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  • Captó esta foto en la tormenta
Aterrizó inocentemente en Nueva York para realizar un curso de inglés a través de las becas MEC financiadas por el Gobierno español durante tres semanas. Lo que no se esperaba es que a los pocos días de su estancia en Tarrytown, villa ubicada en el condado de Westchester a 45 minutos del centro de Manhattan, el huracán Irene le iba a dar la bienvenida a Daniel Aguilar Romero.
Degradado a huracán de Categoría 1, Irene sigue su avance por la costa noreste de los Estados Unidos llegando finalmente a la ciudad de Nueva York. Allí, los medios de comunicación, como el New York Times, han facilitado y mantenido a la población informada en todo momento de las pisadas del huracán.
Un día antes de que Irene arrasara Nueva York, el jerezano Daniel mantuvo una conversación con un taxista quien le comentó que su familia y él eran la primera vez que vivían una situación como esa y “estaban un poco asustados”, a lo que añade que el Gobierno los alertó en todo momento y les metió miedo, “bastante además”, expresa el jerezano, aunque afirma que en ningún momento se asustó puesto que estuvo incomunicado durante dos días en la residencia donde se hospeda. “Los medios de transporte quedaron inhabilitados, no sólo metros y trenes”, sino que también cerraron todos los puentes de acceso, por lo que llegar a Manhattan era prácticamente imposible.
El huracán ha puesto la ciudad “patas arriba”. El pasado sábado a las tres de la tarde quedó todo cerrado, “solamente quedaron abiertos algunos comercios y negocios”, comenta el jerezano. El domingo transcurrió igual que el sábado, e incluso peor, “nos quedamos sin luz porque el fuerte viento provocado por el huracán incitó el incendio de un transformador el cual se fracturó”. Ya el lunes, Daniel comenzó las clases aunque un poco más tarde de la hora habitual, “porque el desplazarse por la ciudad aún resultaba muy complicado”.
Daniel afirma que nunca ha llegado a sentir miedo de verdad, “aunque quizás sí que lo noté un poco porque la gente de aquí es bastante exagerada”. Su familia sí se ha visto afectada por la lejanía de los continentes, aunque a pesar del corte de luz y del cierre de toda la ciudad, “la comunicación siempre ha sido muy eficaz”. “Hubo compañeros que se asustaron bastante, pero yo nunca temí por mi integridad física, quizás sea por mi forma de ser. Sí que tengo que reconocer que me sobresalté con la explosión del transformador porque el ruido que produjo se asemejaba al de las bombas al explotar ”, apunta Daniel Aguilar.
El peor momento de los vividos hasta ahora provocados por el huracán ocurrió el domingo por la mañana “cuando el tifón se encontraba justo encima de Tarrytown. Debido a la cantidad de agua que liberó el huracán, el techo de las habitaciones de la residencia se colmó de goteras y se empapó todo”. Todo el edificio se inundó, así que cuando sonaron las alarmas también brotó el pánico entre el resto de estudiantes que albergan en la residencia. “Hubo varias inundaciones porque el río Hudson se encuentra bastante cerca de la zona en la que vivo. Pero Tarrytown no se ha visto afectada por las inundaciones”.
Una de las anécdotas que Daniel jamás podrá olvidar, le ocurrió cuando se encontraba en su habitación viendo una película. “Escuché un fuerte ruido y me asomé por la ventana a ver qué ocurría. Observé que había fuego, entonces cogí la cámara y empecé a grabar cuando escuché una explosión bastante fuerte que me empujó hacia atrás. Cuando me di cuenta me había trasladado varios metros de la ventana”, explica el estudiante.

la reacción de Nueva york
En general, la gente ha reaccionado con bastante normalidad, dentro de lo que cabe. Ya el lunes por la tarde los medios de transporte comenzaron a funcionar y la ciudad recobró la rutina. “Se suspendió el horario laboral a consecuencia del huracán, lo cierto es que afectó bastante a la vida normal de las personas de Nueva York, pero prácticamente todo ha vuelto a la normalidad y bastante rápido”.
En cuanto a los daños producidos por el impetuoso viento, en la residencia donde permanece Daniel no ha habido heridos, “pero en el resto de la ciudad se han producido treinta muertes en total. Gracias a Dios, en la zona donde nosotros estamos no ha habido percances”.
Daniel es un joven muy intrépido al que siempre le ha gustado conocer otras ciudades y países. De entre todos los lugares que ha tenido la suerte de conocer, sin duda, Nueva York es uno de los viajes donde ha vivido las aventuras más arriesgadas que jamás pudo esperar. “De Nueva York me quedo con que en una semana he vivido un terremoto, a los pocos días un huracán con la formación de tornados y, por último, la explosión. La verdad es que no puedo pedir nada más”, concluye el jerezano.

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