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Venecia se pone seria con el drama de la inmigración y la adicción al sexo

?Terraferma? y ?Shame? sacrifican el factor sorpresa al pisar terrenos muy conocidos.

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  • El equipo de 'Shame'. -
El Festival de cine de Venecia mostró este domingo su cara más seria en su quinto día de competición, con dos filmes duros e interesantes sobre el drama de la inmigración y la hipocresía que todos mostramos frente a ella en Terraferma y sobre la adicción al sexo en Shame.

Dos historias muy diferentes, igual de bien resueltas cada una pero que pisan terrenos muy conocidos en ambos casos, lo que elimina el factor sorpresa tan valorado en los festivales.

En el caso de Shame (vergüenza) ratifica al británico Steve McQueen como el excelente director que se dio a conocer en 2008 con Hunger.

Repite como protagonista el alemán Michael Fassbender, que desde entonces ha tenido una carrera fulgurante y que en Shame da vida a Brandon, un adicto al sexo que sólo busca relaciones esporádicas con prostitutas, mujeres que conoce en bares o a través de internet.

Un filme que sin embargo el director considera que es político, al igual que su ópera prima.

“Hunger era un filme político, pero Shame también lo es (....). Cuenta la historia de un hombre libre y de cómo el exceso de libertad puede al final encarcelarle”.

En este caso esa cárcel es el sexo, pero es algo que puede aplicarse a cualquier otra adicción, como las drogas o el juego, explicó McQueen en la rueda de prensa de presentación de esta película que opta al León de Oro.

Brandon es un personaje que, pese a todo, “no está lejos de la mayoría de nosotros”, reflexionó el realizador, cuyo cine se centra en la gente, en los diferentes tipos de necesidades que tienen en cada lugar del mundo.
Y frente a la frialdad de Shame, el drama y la pasión italiana en la primera de las tres películas a concurso del país anfitrión, Terraferma (tierra firme), de Emanuele Crialese.

Una historia muchas veces contada de la hipocresía con la que todos nos enfrentamos al problema de la inmigración ilegal, un problema que afecta especialmente a países como Italia y España.

En una pequeña isla de Sicilia, donde sus habitantes sobreviven a duras penas con la pesca y la visita de turistas, la llegada de los inmigrantes ilegales en pateras supone un dilema moral entre la necesidad de ocultarlos a la vista de los turistas y la de ayudarles, como manda la ley del mar.

Una película en la que el director comenzó a pensar cuando en 2009 leyó una información sobre una tragedia en una patera en Lampedusa, que pasó tres semanas a la deriva sin que ningún barco ayudara a las 79 personas que iban a bordo y de las que 73 murieron.

Una de las supervivientes, Timnit T. representa en la película a una de esas personas que se lanza a un viaje con pocas posibilidades de éxito para poder conseguir una vida mejor. “Vi su foto en el periódico, con un montón de gente a su alrededor. Había atravesado un infierno. Y tenía una mirada, una sonrisa, de una persona que parecía haber llegado al paraíso”, explicó Crialese.

El director consiguió localizarla e inventaron juntos una historia que funcionara en el cine y que es Terraferma.

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