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Cartas que iban y venían

La misiva remitida por Zoido a Griñán centra el debate político municipal

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Es justo (e innecesario) reconocer que una carta tan traída y llevada en apenas unas horas como la que el alcalde de Sevilla remitía el pasado lunes al presidente de la Junta de Andalucía ha cumplido con su cometido inicial, que no era otro que el de generar un debate estéril. 

Compromisos no cumplidos y deberes no ejercidos se han convertido en las líneas argumentales de las consecutivas respuestas cruzadas, como si el mensaje fuera electrónico y Griñán hubiera pulsado el [responder a todos] de su cuenta de correo. Bien es cierto que Zoido puso en copia a toda la opinión pública, con el consiguiente cabreo del destinatario principal.

Veinticuatro horas después, y por mantener encendida la llama que prendió una carta que no era precisamente de amor, sino más bien de desencanto por las esperanzas frustradas (sic), era Zoido el que consideraba precipitada la respuesta del presidente andaluz. Siguió metiendo palos en candelas, recurriendo al socorrido ‘No creo yo’. “No creo que se vaya a enrarecer la relación”, dijo en concreto el regidor sevillano, para cerrar con un lacónico “quiero entender que no quiso dar la espalda a los sevillanos”.

Semejante desencuentro epistolar, propio de un texto de Corín Tellado, no deja de resultar incoherente, por cuanto nunca hubo ni pudo haber habido amor entre pretendientes de tan distintas familias, mucho más alejadas en las ideas que los Montesco y los Capuletto, o que los Montoyas y los Tarantos en la versión de Vicente Escrivá.

El factor Arenas

Por si no hubiera conseguido el objetivo de provocar malestar en la persona de José Antonio Griñán, el primer edil hispalense también quiso introducir en la riña el elemento de los celos, cerrando filas en torno a su partido, y deseando poder realizar las mismas reivindicaciones plasmadas en la carta ante Arenas como presidente de la Junta.

En la letra de las sevillanas de Pareja-Obregón, las “cartas iban y venían desde Londres a Madrid”, pero en la indolente realidad del mes de septiembre de 2011, el matasellos lleva el nombre de la misma ciudad que figura en la dirección del destinatario. Envío urbano local. 50 céntimos, según las tarifas vigentes de Correos.

En la segunda estrofa de la romántica composición, los amantes se vuelven locos mutuamente, pero en este caso, por el hecho de ser carta abierta, son los propios ciudadanos los que debieran desvariar con tanta acusación cruzada: que usted parecía que... que usted es que no hace... que usted debería dedicarse a... Algo parecido ocurría en un capítulo de Verano Azul, y Pancho mandó a un lugar desagradable al correo que iba y venía.

Por orden de aparición:

Juan Ignacio Zoido (alcalde de Sevilla)

“No está reñido ser educado con pedir lo que no se cumple. Lo único que pido es que él pueda encontrar un hueco para hablar tranquilamente, con respeto institucional, de incumplimientos reiterados por mucho tiempo”.

Juan Espadas (portavoz Grupo Socialista)

“La carta me suena a campaña electoral, a conflicto.El alcalde tiene que ser reivindicativo, pero también justo, porque los ciudadanos tienen que conocer que la Junta invierte y cumple con Sevilla”.

José Antonio Griñán (presidente de la Junta de Andalucía)

“Tengo la impresión de que el PP sigue pensando que cuando se ganan las elecciones hay que seguir haciendo oposición y yo creo que cuando se ganan las elecciones lo que hay que hacer es gobernar”.

Micaela Navarro (consejera de Igualdad)

“Cuando una Administración quiere saber algo tiene la legitimidad absoluta para exigírsela a otra, pero hacerlo de esa manera no se corresponde con lo que tiene que ser un responsable político serio”.

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