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Las nuevas ‘rubias’ desembarcan con denominación de origen

Prolifera la cerveza artesanal en la provincia, dirigida a un público que “busca calidad y ampliar sus horizontes cerveceros”.

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  • Con denominación de origen. -

Hay vida más allá de la Cruzcampo. En una tierra en la que el vino se impone por tradición, y donde el mercado de la cerveza está acaparado por las marcas industriales, se van haciendo un hueco destacado las marcas de cerveza artesana, que empiezan a consolidarse en un sector de mercado que huye de lo industrial y “busca calidad y ampliar sus horizontes cerveceros”, explica Irene Roldós, encargada de comercialización de la cerveza jerezana ‘Destraperlo’, una de las ocho marcas que producen en nuestra provincia.

La moda del ‘hazlo tú mismo’ ha hecho que se extienda también la afición de la fabricación casera de cerveza, gracias a la comercialización de kits con todas las herramientas e ingredientes necesarios para fabricar en casa el popular y espumoso zumo de cebada. A este carro se han apuntado ya hasta ocho marcas distintas, que producen cervezas artesanas en nuestra provincia, cada una de ellas con un rasgo que la hace distinta de las demás de su mercado, pero con el punto de unión de la calidad y la porducción esmerada.

La más asentada en el mercado de cervezas artesanas de la provincia es Kettal, producida en Los Barrios en una fábrica del mismo nombre. Con una producción anual de más de 400.000 litros, los de Kettal ofrecen a su público una cerveza Ale, que es una cerveza rubia y ligera que puede tomarse en los días de calor: la Ale roja, un poco más densa que la anterior, una Porter negra, una Doble Malta, otra cerveza de trigo, una Indian Pale Ale y una cerveza fabricada con miel del Rancho Cortesano de Jerez. El equipo de Kettal dispone de una amplia fábrica visitable, en la que además peuden degustarse todas esas variedades que producen bien en su pub o en el restaurante de la empresa.

Otras son de más reciente creación, como la portuense Volaera, que se lanzó al mercado en mayo de este 2015 y que nació por una parte de la búsqueda de sus artífices de una cerveza “que no fuera industrial” y de la “necesidad”, explica Manuel Comino, director comercial de la marca. Manuel, José Manuel Quetal y Cristóbal Pérez conforman el equipo artesano de Volaera, y tienen entre 48 y 53 años. “Los tres socios procedíamos del sector de la automoción. Trabajábamos en Delphi”, explica Manuel Comino, que, cuando fue despedido de Delphi junto a sus otros dos compañeros cerveceros, se planteó emprender. “Barajamos varias opciones, pero al final decidimos elaborar cerveza artesana, porque era algo que ya conocíamos porque veníamos haciéndolo desde hace algunos años para nuestro consumo y el de familiares y amigos”.

Comenzaron a producir realmente en Almería: “en Almería estuvimos produciendo durante seis meses”, explican, porque “antes de comprar las maquinas queríamos hacer un sondeo de mercado, queríamos conocer si nuestro producto gusta y si éramos capaces de venderlo. Actualmente tenemos nuestra propia fabrica con capacidad para 23.000 litros mes. Nuestra primera producción fue un lote de 500 litros con unas ventas mes de 2500 litros mes”.

La Volaera puede encontrarse en tres variedades: la Especial, que fue la primera cerveza que lanzaron al mercado, la blonde, una cerveza rubia y clara, y la Black Ipa, que salió en verano. Sus dueños adelantan que “pronto habrá novedades” para sus clientes, que definen como un público de más de 30 años que “hartos de beber siempre los mismo, buscan un producto distinto, de calidad, con mucho sabor, algo más parecido a un buen vino que a una refresco”.

Con sabor a Jerez

Para los sibaritas del vino ha llegado la cerveza artesana. Y además una cerveza artesana que ofrece el aroma y la solera del universal vino de Jerez. Se trata de la cerveza Xela, un nombre que de jerezano tiene poco, según explican sus dueños: “en algunos países latinoaméricanos, chela es la palabra que se usa comúnmente para pedir una cerveza”, explica Miguel Moncayo, y añade que esa palabra procede del inca, idioma en el que chela se usaba para designar a una mujer rubia de ojos azules, “como nuestra Xela, que es rubia, y su etiqueta, azul con los colores de la bandera de Jerez”. Cambiaron la letra inicial del vocablo inca por la letra x, “de ‘Xèrés’, debido al vino que lleva en el proceso de elaboración”.

No son los únicos, porque en Jerez nace también la Destraperlo, una cerveza que sus creadores definen como “la más burra”, debido a lo natural de los ingredientes empelados en su fabricación: “usamos solo productos ecológicos y una elaboración 100% artesanal”. La Destraperlo puede encontrarse ya en puntos de venta de toda la provincia y Andalucía.

Pero el nombre que tal vez más fuerte esté sonando en el emergente mundo de la cerveza artesana sea el de la gaditana Maier. Fundada “hace varios años a partir de una afición que nace en EEUU, cuando vivíamos allí”, explica Eduardo Sánchez-Vallejo. “Tras varios años con este hobby, decidimos estudiar la posibilidad de montar una pequeña fábrica en la ciudad, para lo que decidimos formarnos para adquirir los conocimientos necesarios para dedicarnos  a este negocio”.

Y no les está yendo mal: van a poner en marcha una asesoría para aficionados a la cerveza artesana y han firmado un convenio con la UCA, y permitir que ingenieros becarios aprendan cómo trabajar en una fábrica de cerveza y facilitar el acceso al mercado de trabajo.

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