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Los vecinos de la noria del puerto de Málaga amenazan con ir a los tribunales si no son escuchados

Están “hartos” de "evasivas y silencios", se sienten “engañados” y amenazan con ir a los tribunales si no son escuchados. Los vecinos de las viviendas ubicadas frente a la noria del puerto no entienden por qué el Ayuntamiento ni la Autoridad Portuaria no han contactado con ellos.

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Los vecinos de las viviendas situadas en Muelle de Heredia y en las calles cercanas a la gigantesca noria que preside el cielo de Málaga están viviendo una “pesadilla” desde la instalación de este artefacto, el pasado verano, a pocos metros de sus hogares.

La portavoz Mercedes Martín asegura que se “sienten engañados” y no entienden por qué “nadie se ha puesto en contacto con ellos”. “No queremos ese armatoste en nuestras casas”, sentenció.

Por ello, ayer presentaron un nuevo escrito en el Ayuntamiento de Málaga y la Autoridad Portuaria, en el que critican la “ausencia” de respuesta a las peticiones expresadas en el anterior documento, fechado antes de las Navidades. “Llevamos más de un mes sin respuestas, estamos hartos de evasivas, de silencios”, subraya Martín.

Por tanto, los residentes de la noria del puerto amenazan con ir a los tribunales: “En caso de no ser atendidas nuestras demandas nos veremos obligados a llevar a cabo las acciones legales necesarias para una eficaz defensa frente a la “agresión” de la que estamos siendo objeto”, reza el texto entregado ayer en las dos instituciones implicadas en la instalación de la noria.

Por ello, vuelven a recalcar su rechazo al mantenimiento de esta atracción en su ubicación actual, piden de nuevo una reunión con el alcalde, Francisco de la Torre, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, para alcanzar una solución a los “numerosos perjuicios causados por la noria-mirador” y reclaman otra vez conocer el expediente de licencia de este colosal aparato.

Todas estas preocupaciones no sólo se circunscriben a la pérdida de intimidad, por la que los turistas “pueden ver y grabar desde las cabinas el interior de nuestras viviendas”, sino que hay que sumar la “contaminación acústica, visual, lumínica y paisajística, las posibles y nefastas consecuencias resultantes de un terremoto, además de los prejuicios ya reflejados en nuestro primer escrito”.

Respecto al carácter provisional del aparato, dicen que es un “engaño”. “Sabemos que el contrato de ocho meses, que expira en abril, es prorrogable otros cuatro meses más y luego año a año hasta los tres años”, cuenta Martín.

De hecho, el movimiento sísmico de la madrugada de ayer sobresaltó a todos los vecinos, además de las propias sacudidas desencadenadas por el terremoto, especialmente por las “vibraciones” y los “crujidos” en la noria por esta actividad sísmica. “Muchos vecinos estaban descompuestos, pasamos mucho miedo y vimos que este aparato es un peligro”, cuenta la portavoz vecinal.

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