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Un libro de la Diputación recoge dos hitos de la Málaga franquista

El historiador Cristóbal Villalobos recupera del olvido las visitas de Franco y el conde Ciano en el año 1939 a Málaga en un libro editado por el Centro de Ediciones de la Diputación (Cedma). La obra también muestra imágenes inéditas de estos hechos acaecidos hace casi ochenta años

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  • Cristóbal Villalobos

Málaga, abril de 1939. Eran los albores del franquismo. El generalísimo Francisco Franco visita Málaga por vez primera justo al terminar la cruenta Guerra Civil y justo el mismo día en que se celebra la Fiesta de la Unificación, que aglutinó bajo un solo partido las diferentes corrientes ideológicas del bando nacional.  Poco después, en el mes de julio, el conde Galeazzo Ciano, ministro y yerno de Mussolini, acude a Málaga algo más de un mes antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento crucial de la historia mundial del siglo XX, España es aliada de la Alemania nazi y de los fascistas italianos. Firma el Pacto Antikomintern contra la Unión Soviética y se alinea junto a las potencias del eje.

El historiador Cristóbal Villalobos rescata del olvido estos dos acontecimientos de la historia reciente de Málaga, como “paradigmas de una España que se acercaba al fascismo y al desastre de la contienda mundial de forma irrefrenable  y suicida”.

Este investigador y escritor malagueño acaba de publicar el libro Las visitas de Franco y Ciano en 1939. Málaga entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, editado por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (Cedma). En aquellas visitas, cuenta Villalobos, Málaga se “llenó de banderas nazis e italianas y de símbolos propagandísticos en favor de esos países”.

En esta obra, de carácter eminentemente científico y académico, este historiador analiza el uso que hace el franquismo de la propaganda para legitimar su poder tras la Guerra Civil. “Estas dos visitas constituyen ejemplos, elevados a su máximo exponente, de la toma por parte del primer franquismo de las formas del fascismo, con el objetivo de legitimar ideológicamente el poder obtenido por las armas durante la Guerra Civil y refleja, en el caso malagueño, los métodos del franquismo para movilizar a la población y a los miembros del Movimiento Nacional, con el fin de asegurar el éxito de estas manifestaciones propagandísticas”, argumenta.

Así, en la calle Larios ondearon banderas del Japón imperial durante la visita de Franco, enseñas nazis delante del colegio de Salesianos durante la procesión de la Virgen María Auxiliadora o el conde Ciano pasó revista al Fascio de Málaga (grupo de italianos miembros del partido fascista residentes en Málaga), cerca de la actual Plaza del General Torrijos son estampas inéditas que Villalobos recoge en este libro y que ponen de manifiesto la exaltación con la que se vivieron esos momentos cruciales de nuestra trasunto histórico.

Para documentar estos hechos acaecidos hace casi ochenta años, de los que apenas perviven testimonios escritos, Villalobos ha desarrollado una rigurosa investigación de los periódicos de la época: Sur, Boina Roja y alguna revista italiana. La prensa instruyó a los malagueños a demostrar la adhesión al Régimen.

Así, el gentío aplaudía y pronunciaba el triple grito: Duce, Duce, Duce y Franco, Franco, Franco, a lo que seguía el brazo en alto y el saludo romano. “La prensa de entonces estaba politizada; era un arma más del nuevo Régimen para convencer a la población de estas nuevas ideas políticas”, detalla.

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