Los medios de comunicación locales, el Equipo de Gobierno, parte de la oposición, los asesores de alcaldía, los perfiles falsos que estos manejan, algunas personalidades conocidas de la sociedad jerezana... todos han espoleado una exagerada y tremendista campaña del miedo en torno a los Presupuestos para conseguir, a través de la presión social, un "sí" de Ganemos que cierre este rocambolesco episodio y otorgue al Gobierno barra libre en materia económica para el próximo curso.
La presión de estos agentes sociales, aplicada tanto en la esfera pública como en la privada, camina entre lo razonable, lo desesperado y lo cómico, dependiendo del caso. Delata el nerviosismo de un Gobierno que no ha hecho sus deberes a tiempo y el de un entorno acostumbrado a hacer la vista gorda cuando los políticos incumplen su palabra. De cualquier modo, esta presión no debería recaer sobre Ganemos, pues la agrupación de electores presentó hasta dos propuestas en materia presupuestaria, ambas descartadas por el PSOE: una en julio, cuando estuvo a punto de prosperar un acuerdo que finalmente la alcaldesa congeló hasta incumplirlo, y otra, hace poco más de un mes, que apostaba por la dimisión de Mamen Sánchez como medida para resetear la situación y empezar de cero.
Al descartar ambas, la responsabilidad de buscar un acuerdo presupuestario vuelve al Gobierno. Es curioso que el foco esté puesto en Ganemos cuando son tres las fuerzas políticas que pueden solucionar el embrollo desde el hemiciclo: el Gobierno, el PP y Ganemos. Si el PSOE ignoró las propuestas de Ganemos, entonces solo le queda una opción: entenderse con Pelayo, Saldaña y compañía. En Jerez este es un escenario imposible porque ambas formaciones políticas no pueden ni verse, pero tal y como ha actuado el PSOE —al estilo de la vieja política—, y teniendo en cuenta la coyuntura estatal, sería la vía más natural a explorar. Existe otro problema: el PP no ha aportado ni una sola propuesta al presupuesto 2016 y está enormemente cómodo en su papel de oposición destructiva e inútil.
Para añadir presión, ahora el Gobierno recurre al Consejo Social de la Ciudad, que lleva toda la legislatura en el ostracismo, que hasta hoy no tuvo interés en renovar, y al que nunca hizo partícipe de la elaboración del Presupuesto. La alcaldesa se burla de la inteligencia de los jerezanos y jerezanas si pretende otorgar máxima relevancia a un órgano consultivo que ha ninguneado y por el que no ha mostrado interés en 18 meses de legislatura. Pese a ello, no sorprendería a nadie que el Consejo Social apoyara públicamente el Presupuesto del PSOE, sumándose a la corriente que se esfuerza por escenificar aquello de "Presupuestos o caos". Un escenario ficticio, pues en el caos llevamos instalados meses —podría decirse que años—, y a ello se le suma que existen opciones reales de evitar muchas de las “catástrofes” anunciadas. Ocurre también, si miramos la fecha de hoy, que no queda margen de actuación para materializar ningún Presupuesto. Así pues, aprobar los Presupuestos en estas condiciones sería una imprudencia, un premio que no merece el Gobierno teniendo en cuenta que ha incumplido los acuerdos alcanzados con quienes en su día le facilitaron la investidura. Con siete concejales (seis en la práctica), un trabajo presupuestario lleno de vaivenes, muy discutible, caprichoso y prolongado hasta el extremo, la alcaldesa no puede esperar un milagro.
* Alejandro López es periodista