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Málaga

Mari Paz Vega: 20 años de ilusión y de lucha

La torera malagueña repasa su trayectoria dos décadas después de que tomara la alternativa en la plaza de toros de Cáceres

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  • Mari Paz Vega -
  • La torera malagueña repasa su trayectoria dos décadas después de que tomara la alternativa en la plaza de toros de Cáceres
  • La matadora de toros conserva sus ilusiones intactas, y entre ellas también, hacer el paseíllo en Sevilla
  • Pone en estos días rumbo a América donde permanecerá presumiblemente hasta abril o mayo

Fue en la plaza de toros de Cáceres donde se doctoró como matadora de toros. Le acompañaban en el cartel otra luchadora contracorriente como Cristina Sánchez, y Antonio Ferrera. De aquella tarde se acaban de cumplir 20 años pero para la malagueña Mari Paz Vega parece que fue ayer y mantiene intacta la ilusión. Ahora que se acaba una nueva temporada española comienzan los días de hacer balance y la paleña hace resumen de su situación actual: “Estoy contenta porque no tenía pensado torear tanto. Aunque no me he vestido de luces  he toreado 12 festivales y tengo cerradas corridas en México para los próximos meses. Que 20 años después la gente siga respondiendo y tenga ilusión de ir a verte es para estar contenta”.

En estos días pondrá rumbo a América donde permanecerá, presumiblemente, hasta abril o mayo para hacer temporada en países como el citado estado azteca o en Venezuela, lugares donde tiene “un buen nombre”. También Ecuador o Colombia son otros lugares donde se siente “acogida”. “Afortunadamente yo vivo de mi profesión y los compromisos que tengo tanto allí como aquí es lo que me sirve para seguir viviendo de mi profesión. Si no pudiera mantenerme tendría que buscarme otra cosa que me ingresara, como les ha ocurrido a otros compañeros”, explica la torera con tono de honestidad.

Más allá de lo numérico, el poso de la experiencia no es algo que se refleje sólo en su carné de profesional sino también en el pulso de sus muñecas y en el asentamiento de sus zapatillas en el ruedo. “Me siento más a gusto delante de la cara de los toros. Voy buscando el disfrutar yo, el sentirme cómoda y te das cuenta tienes mayor repercusión y más conexión con el público que cuando sólo quieres ir a cortar orejas. Te das cuenta de que tienes que reposar y tener esa conexión con el público que va a verte”.

El paso de los años no apaga las llamas de cualquier espíritu torero y en Mari Paz, “aunque parezca mentira, las inquietudes siempre son las mismas”. Y si se le pregunta por esas ilusiones que revolotean en su mente, contesta sin el más mínimo titubeo que “una de ellas es poder torear en Sevilla”. Reconoce con voz de anhelo que el coso del Baratillo es una de las plazas que le faltan, que otras mujeres si han tenido la oportunidad de torear allí pero ella no ha podido “ni de novillera ni como matadora”. Otra ilusión que le invade es la de romper una tarde y convertir ese triunfo en una campaña de 30 paseíllos, algo que ve complicado pero no imposible. Para eso está el optimismo para no perderlo: “Lo veo difícil al ver cómo se ha reducido el número de festejos y cómo incluso a las figuras les cuesta legar  a ese número pero  queda la esperanza de que esto pueda cambiar y que se empiecen a dar los mismo espectáculos  que se daban antes”.

Se le pide que mire hacia atrás y haga un resumen de estas dos últimas décadas y vuelve a tenerlo muy claro: “Lo que he notado es que el aficionado, y ya no es por ser mujer porque ya tengo una trayectoria,  te conoce, te ha ido siguiendo y eso te reconforta. De cara a los compañeros  el trato también es distinto que cuando empiezas”. ¿Y se siente dolida la malagueña? “No. A lo mejor siendo más joven no entiendes muchas cosas pero te das cuenta de que la fiesta está montada de esta manera. Hay que tener suerte y rodearte de personas  que reflejen fuera lo que tú haces dentro del ruedo. Y para los empresarios es más difícil hablar de una mujer que de un hombre, dicho por ellos”.

Este año, de nuevo se ha quedado fuera de los carteles de la Feria de Málaga. Con cierta desazón admite que no puede hablar mal de su patria chica: “No me siento el torero más querido de mi tierra pero reconozco que se me han dado mis oportunidades y creo que he correspondido. No creo que haya tenido una mala tarde como para no volver. Lo que sí he echado de menos en los últimos años ha sido el trato de las empresas porque muchas veces te dan mil vueltas para al final ser que no han querido ponerte, pero hablo con muchos compañeros  y ese es el sistema de hoy”. A pesar de los sinsabores no se arrepiente de nada de lo vivido: “No he conseguido  el sueño de las grandes ferias y los grandes triunfos, pero todo lo que he vivido me ha servido mucho y me ha dado mucho. Yo no estoy amargada como muchos compañeros que no han conseguido lo que querían, yo todo lo que tengo  lo tengo gracias a mi profesión”.

A pocas semanas de dar la bienvenida al nuevo año 2018 se le pregunta por sus planteamientos para una nueva campaña, pero prefiere no aventurarse: “No me puedo adelantar  a los acontecimientos. Yo vivo el presente. Tengo muy buenos proyectos pero no los tengo asegurados. Cuando vas independiente te van saliendo las cosas sobre la marcha”.

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