La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Columna, de la cofradía conocida con el nombre de "Gitanos", en Málaga, muestra en su procesión peculiares estampas
El baile, el cante y las palmas de numerosos gitanos dan, como es costumbre cada año, calor a la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Columna, de la cofradía conocida con el nombre de "Gitanos", enMálaga, que en su procesión de este Lunes Santo muestra peculiares estampas.
Las promesas de estos devotos del Cristo de piel morena no se entienden sin flamenco, alegría y una guitarra española, cuyo sonido se funde con el de las cornetas y tambores de la banda que lo acompaña.
El desparpajo de los gitanos que hacen penitencia tras "El Moreno" arranca sonrisas a los turistas, que no dudan en sacar sus cámaras para grabarles mientras entonan estrofas como "Ana María, Ana María me ha dejao. Y Rosalía, Rosalía no me quiere...".
El sol pega con fuerza en las calles malagueñas y los devotos refrescan sus gargantas con agua y cerveza, mientras los gritos a el que dicen que es su Cristo no cesan. "¿Qué se le dice al Moreno?", pregunta una mujer. "Guapo, guapo y guapo" le responden al unísono.
"La cara de mi Cristo más bonita no la hay" cantan en ocasiones al son de las palmas. Hay varias generaciones unidas disfrutando de su Cristo que se luce por Málaga en Semana Santa, mientras sus penitentes bailan para pedirle salud.
"Este aplauso es para 'El Moreno' y el pueblo gitano", grita un joven antes de que los presentes se sumen a la petición del muchacho. Entre tanto, un mayordomo de sección avisa que si no avanzan, la virgen, María Santísima de la O, "se queda atrás".
Esta imagen de Jesús fue tallada por el escultor gitano Juan Vargas Cortés en 1942, aunque la cofradía es más antigua, ya que cuenta con más de tres siglos de historia.
La primera referencia documental de esta hermandad data de 1682, fecha en la que el pueblo gitano ya estaba vinculado a ella debido a que la formaban muchos integrantes del gremio de herreros, al que tradicionalmente pertenecían una gran cantidad de personas de este colectivo.
Momentos antes de la salida de esta cofradía, los nazarenos subían a toda prisa a la casa hermandad de donde salen los tronos, algunos apuran un cigarrillo y otros se miran nerviosos. "El día grande ya ha llegado", se dicen un grupo de portadores mientras se abrazan. La lluvia les ha dado una tregua a los cofrades.
Los más pequeños estaban expectantes. Y los mayores cambian la antigua tradición de santiguarse por la moderna costumbre activar sus teléfonos móviles. Aplausos y lágrimas le reciben.