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Maltratada y obligada a dejar a su cachorro en el Refugio de Málaga

"Los animales de compañía son víctimas colaterales de la violencia en el hogar”, denuncia Carmen Manzano, presidenta de la protectora malagueña

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  • Luki entregando en el Refugio. -
  • Manzano pide que se permita a las mujeres llevar con ellas a sus mascotas a las Casas de Acogida

El Refugio de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, recibió días atrás a Luki, un cachorro de cuatro meses separado de su dueña en Casabermeja. La mujer, víctima de violencia de género, fue acompañada por la Policía Local de esta localidad a una casa de acogida para mujeres maltratadas mientras su pequeño perro fue entregado en la Protectora de Málaga.

“¿Cuántas mujeres maltratadas no se han ido por temor a dejar en manos de su maltratador a su perro o a su gato? ¿cuántos perros y gatos han muerto y han sido maltratados por los mismos agresores que las mujeres?”

Ante este hecho, Carmen Manzano, presidenta de la Spapm, ha hecho llegar a Viva Málaga una carta en la que cuenta esta historia, toda vez que denuncia que “los animales de compañía son víctimas colaterales de la violencia en el hogar” y se pregunta “¿cuántas mujeres maltratadas no se han ido por temor a dejar en manos de su maltratador a su perro o a su gato? ¿cuántos perros y gatos han muerto y han sido maltratados por los mismos agresores que las mujeres?”.

Asimismo, pide que se permita a las mujeres llevar con ellas a sus mascotas a las Casas de Acogida.

Reproducimos íntegra la carta-denuncia de Carmen Manzano Rodríguez

VIOLENCIA DE GÉNERO

       LUKI no entendía nada: su mamá lloraba y lo abrazaba, pero intuía que no era como otras veces, más bien parecía una despedida. Él se estaba portando bien; con apenas cuatro meses, ya casi sabía esperar a salir a la calle, recordaba haberse mordisqueado una zapatilla estupenda, pero como no le riñeron, no le dio mayor importancia. Tal vez todo esto tuviera que ver con golpes y gritos y su mamá chillando... no lo sabía, pero no le gustaba nada lo que estaba pasando y con sus cortas patitas rodeó el cuello de su mamá, para que se tranquilizara.

       Sonó el timbre de la calle, y se dio cuenta que al lado de la puerta había unas bolsas y su cama y una maleta grande de color azul. Mamá abrió y eran dos hombres, fuertes y amables, vestidos de negro, ayudaron a mamá con las bolsas y todos juntos se subieron en un coche. Mamá lo estaba apretando mucho y le decía cosas, pero lloraba tanto que no la entendía. Los hombres no decían nada, pero Luki notaba que estaban emocionados y casi podía sentir su compasión. ¿Qué pasaba?

       Paró el coche y bajaron: se oían ladridos y mil olores maravillosos. LUKI pensó que le encantaría conocer a tanta gente, seguro que mamá disfrutaría con tantos perros, siempre le decía que seguía en casa por él, que lo quería muchísimo, que no podía pensar en vivir lejos de él. Estaba claro que le gustaban los perros!

       Se abrió la puerta verde, y uno de los hombres lo cogió en brazos; mamá lloraba y movía la cabeza, no quería entrar...Luki intentó saltar, pero no podía, lo tenía bien sujeto. Mamá, no dejes que nos separen, ven.

       Pero mamá no se movía. Los hombres, unos policías locales de un pueblo de Málaga, entraron con Luki en el Refugio de la Protectora de Málaga. Su dueña había sido víctima de violencia de género: iría a una casa de acogida donde le curarían sus heridas físicas e intentarían mejorar las psíquicas. La Ley la protegía, pero ¿quién protegía a Luki?

       Una vez más, los animales de compañía son víctimas colaterales de la violencia en el hogar; cuántas mujeres maltratadas no se han ido por temor a dejar en manos de su maltratador a su perro o a su gato? ¿cuántos perros y gatos han muerto y han sido maltratados por los mismos agresores que las mujeres?

       Tenemos que pensar que los animales son miembros de nuestra familia y ante la violencia de género no pueden quedar desamparados; no podemos ser, como siempre, los particulares los que resolvamos estos problemas a la administración. Se legisla tarde, mal y escaso...¿tanto cuesta permitir en las casas de acogida la entrada de los animales de la familia?

       Una mujer desarraigada, deprimida, asustada, sin confianza en sí misma, necesita el apoyo que su perro o gato le ha dado siempre, ¿vamos a negarle ese apoyo? Pregunto y por favor, el que sepa que conteste: ¿donde está escrito, que ley ampara que no pueda ir un perro con su dueña a una casa de acogida?

       Luki pasará de estar en su casa, a un patio de cachorros, con suelo de cemento; dejará de dormir en una camita confortable. Y su dueña llorará día tras día su impotencia y su soledad.  Y los responsables de estos desatinos, dormirán tranquilos...supongo.

                                  Carmen Manzano Rodiguez.

                                  Pta. de la SPAPM

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