La antigua imprenta Sur de la Diputación de Málaga vuelve a estar desde este jueves en funcionamiento. Tras cinco años de inactividad, la imprenta fundada en 1925 por los poetas malagueños Emilio Prados y Manuel Altolaguirre resurge con la impresión del soneto 'Vuelta a la mar de Málaga', donde el recientemente desaparecido poeta y columnista malagueño Manuel Alcántara habla de tres de sus grandes pasiones: la vida, el mar y su tierra natal.
Tras las complicadas tareas de adaptación y mantenimiento de las máquinas, en relación con la prevención de riesgos laborales, Pepe Andrade, nieto del maquinista y maestro impresor José Andrade Martín, que trabajó junto a Prados y Altolaguirre, seguirá siendo el encargado de operar la misma máquina que tantas veces manejara su abuelo, para comenzar de nuevo con los versos de Alcántara.
Versos que ha recitado la poeta Kris León durante un acto que ha contado con la presencia de la hija de Alcántara, Lola Porras; el presidente de la Diputación, Francisco Salado; la poeta María Victoria Atencia; el arquitecto Salvador Moreno Peralta y representantes de la Fundación Manuel Alcántara, entre otras autoridades.
Salado ha agradecido a todas las personas que se han implicado para que la Imprenta Sur "por fin vuelva a funcionar y a seguir emitiendo letras y cultura malagueña y que la historia que se paró hace cinco años vuelva a reescribirse".
También ha recordado la vinculación de Alcántara con la Diputación, siendo Medalla de Oro, Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga e Hijo Adoptivo de Rincón de la Victoria, donde residió hasta su fallecimiento el pasado mes de abril. También tuvo una estrecha relación con el Centro Generación del 27, que convoca anualmente el Premio Internacional de Poesía Generación del 27, cuyo jurado presidió Alcántara hasta en tres ocasiones.
UNA PROLÍFICA TRAYECTORIA
El catedrático y poeta Francisco Ruiz Noguera recordaba en la revista 'El maquinista de la Generación', publicada por el Centro del 27 de la Diputación, que "el enorme prestigio de la imprenta Sur se cimenta en los escasos cuatro años (entre el otoño de 1925 y, aproximadamente, junio de 1929) en que Emilio Prados y Manuel Altolaguirre llevan a cabo una excelente labor no sólo por el estilo que imprimen a los libros allí editados sino también por el acierto en la selección de jóvenes autores que allí publican".
De hecho, de la imprenta Sur saldrán en este período inicial siete entregas de la revista 'Litoral', que suman nueve números pues el dedicado a Góngora es triple, y que es reconocida como una de las publicaciones más decisivas para el rumbo poético y artístico de su época. Además, se imprimen en ella una serie de libros, entre los que destacan los once suplementos de 'Litoral', que recogen las voces de los poetas más prometedores del momento, como Lorca, Alberti, Bergamín, Cernuda, Aleixandre o los malagueños Moreno Villa, Hinojosa, Souvirón y, por supuesto, Prados y Altolaguirre.
A esta época le sigue un segundo período de brillantez ya en la posguerra, cuando Altolguirre y Prados hace tiempo que se habían desligado de la imprenta y esta pasa a llamarse desde 1937 Dardo.
En el año 2001 se formalizó la compra de la imprenta Dardo (antes Sur) por parte de la Diputación de Málaga, con destino al Centro Cultural Generación del 27 y a partir de junio de 2005, ubicada en una sala del entonces Centro Cultural Provincial de Calle Ollerías (desde 2014, María Victoria Atencia), se vuelve a imprimir en una de las dos Minervas fundamentalmente obras de poetas españoles del último tercio del siglo XX y de la primera década del XXI.
Con tal propósito, se llegan a crear tres colecciones diferentes: 'El castillo del Inglés', 'Cazador de nubes' y 'La cama de Minerva'. Hasta 2014, con algunas breves interrupciones, la imprenta seguirá funcionando, pero, en esa fecha la legislación española sobre maquinaria antigua en relación con la prevención de riesgos laborales obliga a su cierre hasta que no se adopten las medidas pertinentes para su adaptación y la posterior conformidad por parte de la Oficina de Control Autorizado (OCA) que las someta a una inspección técnica.
Debido a la antigüedad y a la singularidad de la maquinaria, el proceso de adaptación, extremadamente complejo y arduo, ha motivado que los trabajos requeridos se prolongaran hasta que a final de 2018 la OCA emitió su informe de homologación de la imprenta, que a partir de ahora puede volver a imprimir libros y cuadernos de poesía con las mismas máquinas con las que Emilio Prados y Manuel Altolaguirre iniciaron su aventura editorial.