Eugenio cumple hoy 21 días acampado frente a las puertas del Instituto Municipal de la Vivienda y 19 días en huelga de hambre, ya le ha visitado en dos ocasiones la ambulancia por desmayos. Es la opción que este padre de familia ha elegido para exigir una respuesta a la administración municipal, lleva dos años viviendo en una habitación junto a su mujer y sus tres hijos menores de edad.
Vanesa lleva todas las mañanas a sus hijos de 6, 11 y 17 años al colegio, tras esto se acerca al IMV a ver como se encuentra su marido. Una situación “insostenible” que a los que más afecta es “a los dos más chicos”, ha lamentado esta madre. Una circunstancia que quiere que mejore con la protesta de Eugenio.
“Ellos no quieren ni ir al colegio, han llegado hoy a las nueve y media, cuando ellos normalmente nunca llegan tarde”, ha explicado Vanesa, indicando que los niños preguntan que “cuándo va a volver papá”.
Eugenio ha dicho que volverá cuando reciba una contestación: “De aquí no me voy a mover hasta que no me digan algo, estoy pidiendo un alquiler social o algo. Necesito que me echen una mano, que me digan algo”, ha subrayado.
La familia fue desahuciada hace unos años y tras esto el IMV les facilitó una vivienda compartida con otras familias, pero “nos han cambiado de un lado para otro y nos han ido mandado mucho más lejos”, ha señalado este padre.
“Mis hijos durante dos años han tenido que irse andando desde Parque del Sur hasta Cruz de Humilladero para ir al colegio, levantándolos a las seis de la mañana para que los chiquillos estén allí a las nueve en punto”, ha manifestado.
Actualmente comparten un piso junto a otra familia, Vanesa y Eugenio duermen en una habitación junto a sus tres hijos, ha relatado el hombre, recordando que desde los servicios municipales “nos prometieron que nos ayudarían en tres o cuatro meses y nada. Llevamos esperando dos años en ese piso”.
Asimismo, ha hecho hincapié en los continuos avisos que reciben para abandonar la casa: “Ayer le dijeron a mi señora que busquemos piso, porque tenemos que salir de allí”, ha incidido, agregando que “ellos (el Instituto Municipal de la Vivienda) te hacen firmar un papel cada tres meses y a los tres meses te dicen que te tienes que buscar algo”.
Problemas de salud
A todo ello se suma que Eugenio tiene problemas respiratorios, ha asegurado, una dolencia que “prohíbe que pueda hacer esfuerzo físico y no puedo hacer lo que hacía antes”. Antes de que se quedase en paro, “hace unos siete años por este problema”, ha alegado, este hombre se dedicaba a la construcción y a la relación todo tipo de trabajos relacionados con las reformas y la albañilería.
Eugenio está cobrando una ayuda la Renta Activa de Inserción para personas con discapacidad, aunque “me termine en julio”, ha resaltado, añadiendo que “el 2 de marzo tiene un juicio, porque la Seguridad Social le denegó la invalidez”.
Asimismo, según ha podido tener acceso Viva Málaga, este hombre tiene una cita el próximo 27 de febrero en el Centro de Valoración y Orientación de Málaga de la Delegación Territorial de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación para ser reconocido por un equipo especializado.
Además, dos de los menores tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. La discapacidad de la hija mayor está reconocida, por lo que reciben una ayuda por dependencia de 268 euros, ha añadido Vanesa, mientras que la del segundo, que “también tiene un pequeño tumor en la cabeza” están pendientes de su reconocimiento.
En cuanto la necesidad de atención médica, ha explicado que “ha venido la ambulancia dos veces, por mareos: me bajó el azúcar y me subió la tensión”. Así, ha destacado que la ambulancia nunca le ha trasladado al hospital: “Me he negado completamente a ir al hospital, porque si me muevo lo primero que hace la Policía Local es retirarme todo lo que hay aquí. Tengo aquí algunas de mis pertenencias, aquí detrás tengo mi habitación en el IMV”.
Vanesa se encarga del cuidado de los menores mientras Eugenio permanece en su casa improvisa a la intemperie. Ella también está en paro, pero aseguro que no ha parado de buscar trabajo: “Estando los niños en el colegio puedo ir a trabajar sin problema, pero tiene que ser que coincida que termine a las 3 y media o cuatro menos cuarto puedo, porque ellos salen a las 4 de la tarde”, ha manifestado.