La directora catalana Judith Colell ha presentado este martes su nueva película, '15 horas', en el Festival de Cine de Málaga
La violencia machista se produce cada día también en las clases altas, y eso ha querido mostrar la directora catalana Judith Colell en su nueva película, '15 horas', en la que la víctima no recibe la ayuda de un entorno que solo ve en el maltratador a un príncipe azul.
Colell considera necesario hablar también en la pantalla de esta otra pandemia que asola a todos los países del mundo "hasta que no haya una sola mujer muerta", y le parecía interesante hacerlo en el ámbito de las clases altas, en la que "la vida parece de color de rosa y maravillosa de puertas afuera".
De ahí esta coproducción de la República Dominicana y España presentada este martes en la sección oficial del vigésimo cuarto Festival de Cine en Español de Málaga, porque Colell concibe el cine "como un arma de denuncia y de concienciación", ha afirmado en rueda de prensa.
"Me interesa el cine social, que remueve conciencias, que nos hace pensar y denuncia injusticias y situaciones terribles. Nos pareció interesante hablar de esto, cómo sabemos, intuimos y sospechamos y no hacemos nada".
Según Colell, "el maltratador empequeñece tanto a la mujer que la vuelve miserable y le pone la autoestima tan a ras de suelo que no se atreve a pedir ayuda o se encuentra las puertas cerradas".
Al plantearse qué profesión tendría ese agresor, pensó que el hecho de que fuera músico "y se dedicara a algo más sensible le daba un matiz que era interesante".
La protagonista y también productora del largometraje es la dominicana Sterlyn Ramírez, quien siempre tuvo claro, desde que empezó a producir cine, que quería tratar "temas sociales y para mujeres".
"No solo quiero hacer películas, sino que demuestren algo, lo que nos está pasando. Con el cine tenemos la oportunidad de tratar las cosas que pasan y tocar al menos un alma. Con que a alguien le dé fuerza para salir de esa situación, es suficiente", asegura Ramírez.
La actriz, que cursó estudios de psicología forense, no había tenido relación con mujeres maltratadas, pero en el proceso de creación de la película estuvo en fundaciones que atienden a víctimas de violencia machista y eso le ayudó "a crear el personaje".
"Me enamoré del personaje y de su fortaleza", ha resaltado Ramírez, que ha advertido de que "cualquier persona puede ser un maltratador, también hombres con un cierto estilo, y nunca se piensa que pueda serlo un músico, alguien tan sensible y que conecta tanto con sus emociones".
Ese maltratador es interpretado en la pantalla por Marc Clotet, quien coincide en la necesidad de "poner encima de la mesa esta lacra del siglo XXI que cada día abre los periódicos".
"Es una pareja que desde fuera lo tiene todo, a nivel profesional y económico, una familia feliz a vistas de la gente que la rodea, pero dentro de la casa esa felicidad falsa puede llegar a ser el infierno más grande", ha señalado el actor.
Tuvo que "estudiar" a su personaje para "entender cómo alguien puede hacer algo así" y pensó que "llega a maltratar porque cree que es la única vía que tiene para salvarse a sí mismo, al tener también una autoestima bajísima".
"Nadie lleva escrito en la cara 'soy un maltratador', y me gustaba mostrar que no somos lo que aparentamos", ha dicho Clotet, que considera que los protagonistas tienen "una relación tóxica en la que se entiende el amor como una absoluta dependencia".