Los presidentes de EEUU, Joe Biden, y Francia, Emmanuel Macron, sellaron su reconciliación en Roma, donde se reunieron por primera vez tras "la crisis de los submarinos", que deterioró seriamente las relaciones bilaterales y trasatlánticas en septiembre pasado, y donde el mandatario norteamericano reconoció la "torpeza" de Washington en el desencuentro.
Biden y Macron comparecieron sonrientes y cordiales ante los medios de comunicación antes del comienzo de la reunión en la Embajada de Francia ante la Santa Sede y quisieron dejar claro que la crisis surgida por la venta de submarinos nucleares a Australia -que provocó la pérdida de un contrato multimillonario para Francia- había quedado superada.
"Queremos reforzar la asociación estratégica entre la UE y la OTAN", dijo el mandatario francés, que también mostró su deseo de cooperar en la seguridad indopacífica, de la que París se sintió desplazado tras el conflicto por los submarinos, al tiempo que destacó que París y Washington están "en un proceso de recuperación de la confianza, que se traduce en una cooperación reforzada".
Biden, por su parte, alabó a Francia como su "más antiguo y leal" aliado, del que dijo que es "extremadamente valioso", antes de reconocer la "torpeza" de EEUU en relación a la forma en que se llevó a cabo la compra de los submarinos nucleares: "Tenía la impresión de que Francia había sido informada mucho antes de que el trato no se estaba concretando", añadió.
"Aclaramos juntos lo que teníamos que aclarar", respondió Macron al ser preguntado sobre si las relaciones se habían reparado, antes de añadir: "Lo que realmente importa ahora es lo que haremos juntos en las próximas semanas, los próximos meses, los próximos años".
En un comunicado conjunto emitido al término de la reunión, ambos reafirmaron "su determinación de fortalecer la cooperación bilateral y transatlántica en pro de la paz, la seguridad y la prosperidad en todo el mundo".
En particular se menciona la cooperación sobre "el control nuclear y el control de armamentos", en apoyo de "una defensa europea más sólida y operativa" y de una "estrecha colaboración en la región del Indopacífico.
También aumentarán su cooperación en la región del Sahel "para apoyar los esfuerzos de Francia y otros Estados europeos en la lucha contra el terrorismo", así como en la lucha contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria y para que Libia "no sea nunca más un santuario para los grupos extremistas violentos".
La esperada reunión en la víspera de la cumbre de líderes del G20, que se celebrará mañana y el domingo en la capital italiana, comenzó con más de una hora de retraso debido al cordial encuentro de Biden con el papa Francisco celebrado al mediodía y que se extendió mucho más de lo previsto.
Horas antes del encuentro, que venía precedido por dos llamadas telefónicas entre los dos presidentes desde que comenzó el contencioso, el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, confió en que iba a ser un encuentro "constructivo" y que iban a hablar de su cooperación en temas como energía, tecnología, el Indopacífico y la lucha contra el terrorismo.
Pero no sólo se trataba de recuperar la confianza bilateral, sino también la trasatlántica, pues esta crisis, como sucedió también con la caótica ejecución de la retirada de Afganistán en agosto, han cambiado el estado de ánimo entre los socios de EE.UU. en la Unión Europea (UE), que ahora están más "decepcionados", según Heather Conley, experta en Europa en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS).
Biden y Macron volverán a encontrarse mañana en una reunión en la que también participarán la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, Boris Johnson, sobre el futuro del acuerdo nuclear con Irán, en un momento en el que está por concretarse una séptima ronda de negociación en Viena.
EEUU y sus aliados europeos analizarán "el camino hacia la reanudación de las negociaciones para el retorno al JCPOA y nuestras preocupaciones compartidas sobre el estado del programa nuclear del Irán", según la Casa Blanca, en referencia al acuerdo nuclear.
Mientras Biden y Macron se reunían en Villa Bonaparte, la sede de la Embajada francesa ante la Santa Sede, sus esposas, Jill y Brigitte, se encontraron en un restaurante del centro de la capital, junto al Tíber.